





















































Regreso al Futuro: ¿Es el Renault 4 el coche retro más inteligente del mercado?
Si el mercado actual del automóvil parece un puzle disperso donde cada pieza es brillante y tecnológica pero, al final, todas tienen la misma forma y sabor, Renault ha decidido rescatar una pieza clásica y electrificarla. Esa pieza es el Renault 4, o más exactamente, el Renault 4 E-Tech. Para los franceses, el Renault 4 original fue durante mucho tiempo la respuesta al porqué pagar más de la cuenta por un coche que simplemente funciona. Era como una barra de pan con ruedas: asequible, sencillo y fiable para el día a día. Ahora, en 2025, regresa, no como un modelo oxidado y humeante, sino como un eléctrico reluciente que combina la frescura de un robot con el alma de una abuela.
Seamos sinceros: los modelos retro son para los fabricantes de coches lo que el bótox para Hollywood. Algunos lo aplican con gusto, otros intentan resucitar lo imposible. Renault, sin embargo, juega este juego como un maestro vinatero, buscando recrear la emoción que conquistó a agricultores franceses, estudiantes parisinos y aventureros del Sáhara. El nuevo Renault 4 no quiere ser solo otro urbano; si el R5 es el nuevo Clio, el R4 aspira a ser el Captur: algo más grande, con mayor altura, aventurero y práctico, tan fiable y afilado como un cuchillo japonés.
Renault presenta el R4 en un momento en el que Europa se ve inundada de pequeños eléctricos: Fiat 600e, Jeep Avenger, Peugeot e-2008, todos formando fila como huevos eléctricos en una incubadora. El Renault 4 irrumpe como una lámpara retro dorada en una sala de exposiciones: algo que no sabías que querías, pero que, al verlo, lo demás parece incompleto.
Con un precio de partida en torno a los 30.000 euros para la versión con mayor batería y motor, este coche "vaquero" podría volver a conquistar a los conductores. El director general de Renault, Pierre Dreyfus, ya lo definió así: un coche para todos. No es otro eléctrico más, es uno que se graba en la memoria. ¿Recuerdas la última vez que un coche te hizo sonreír solo al mirarlo? El R4 E-Tech regresa como ese viejo amigo que ahora sabe usar un móvil y resulta aún más interesante.
Mientras la mayoría de los nuevos eléctricos parecen diseñados por informáticos tras una larga reunión y un almuerzo rápido, el R4 E-Tech aporta otra actitud: no pretende parecer futurista ni orgánico, sino que presume de líneas cuadradas y una presencia robusta. Es el Johnny Cash del diseño: recto, elegante y seguro de sí mismo. El frontal es un restomod con doctorado: barras LED enmarcan una parrilla que recuerda al original, mientras que las luces diurnas redondas evocan una nostalgia francesa. Un "4" iluminado ocupa el centro, dejando claro su regreso.
El capó adopta un estilo moderno pero con guiños discretos a su linaje. De perfil, destacan las líneas retro: tres nervaduras en las puertas, la ventana trasera trapezoidal y un marco invertido tan intencionado como unas zapatillas de diseño con traje. Los pasos de rueda y parachoques en plástico oscuro insinúan su disposición para caminos y campo. La altura libre es de 181 mm, lo que promete que no rehuirá los caminos rurales ni los prados.
Desde la parte trasera, el R4 se muestra tan recto como una vinoteca. El portón se eleva alto y el umbral de carga es más bajo que el de muchos ascensores modernos, una practicidad digna del viejo 4L. Los pilotos verticales evocan la época en que llamar por teléfono costaba más que comer, pero ahora son LED de última generación.
La silueta general es cuadrada pero elegante, como la moda parisina que no busca agradar y termina gustando a todos. Sus dimensiones, 4,14 metros de largo, 1,80 de ancho y 1,57 de alto, lo convierten en un aventurero urbano: lo bastante compacto para moverse con agilidad, pero con espacio para cargar. La distancia entre ejes de 2.624 mm asegura un interior bien aprovechado, y con menos de 1,5 toneladas es casi ligero para un eléctrico.
Como guinda, se anuncia un techo de lona "Plein Air" a lo largo de todo el coche: auténtico aire bohemio francés. Aún no disponible, pero la idea ya invita a añadirlo a la lista de deseos.
Por dentro, el R4 esquiva la trampa retro. No hay colonia añeja ni palanca de tractor. El habitáculo es moderno, incluso atrevido, pero con un punto práctico y desenfadado. Dos grandes pantallas se integran en una consola central tipo tableta, mostrando mapas, navegación y respondiendo a Google como niños bien educados. Android garantiza fluidez, y Apple CarPlay funciona de forma inalámbrica.
Por suerte, Renault no lo ha dejado todo al tacto. El climatizador se maneja con tres diales robustos, viejos conocidos que nunca fallan. Los botones del volante están bien ubicados y el selector de marchas en la columna aporta un toque francés. Puede parecer raro al principio, pero pronto se le coge el truco.
Los materiales recuerdan a un café de Montmartre: sencillos pero con estilo. Nada de lujos recargados ni plásticos brillantes de baja calidad. Hay textiles auténticos, patrones y tapicería efecto vaquero con pespuntes en contraste. El acabado Iconic ofrece asientos de cuero y tela a cuadros dignos de un hotel boutique. Un techo con tejido en relieve 3D añade un toque artesanal.
La personalización es bienvenida: almacenaje impreso en 3D, soporte para baguettes y otros accesorios demuestran que un eléctrico también puede tener carácter y sentido del humor. El espacio es práctico e ingenioso, con techo alto y soluciones inteligentes para familia, mascotas o compras. El próximo techo Plein Air añadirá aún más versatilidad.
Respecto al R5, el nuevo R4 es más grande y con mayor distancia entre ejes, lo que hace realmente práctico el asiento trasero. Con 8 cm más de batalla y 22 cm más de longitud, hay auténtico espacio para las piernas. Tres adultos detrás van justos, pero es lo normal en el segmento, y el asiento elevado ofrece buena visibilidad. El único pero es la batería bajo los asientos delanteros, que limita la extensión de los pies, un pequeño precio por el progreso.
El maletero es un as bajo la manga: 420 litros, unos 100 más que el R5, y un compartimento bajo el suelo de 55 litros para cables o tentempiés que no quieras compartir. Si eliges el sistema de sonido Harman Kardon, perderás algo de espacio por el subwoofer, así que conviene pensarlo.
El portón abre alto y el umbral es bajo y plano, ideal para sentarse o cargar bicicletas y mascotas. Abatiendo los asientos traseros se logran más de 1.400 litros con suelo plano, perfecto para mudanzas o acampadas. La calidad interior es sólida, sin vibraciones ni sensación de barato, incluso los tiradores de puertas resultan robustos.
Los asientos son cómodos y sujetan bien, con ajuste lumbar eléctrico en el acabado Techno. El volante tiene un gran rango de ajuste para adaptarse a todos. El espacio de almacenaje es generoso y, para necesidades extra, se pueden pedir accesorios impresos en 3D como el soporte de baguettes, todo un guiño francés.
En tecnología: acceso sin llave, apertura con móvil, Asistente de Google ("Reno"), además de YouTube o Netflix mientras se carga. El R4 no solo es práctico, sino que lo es de forma inteligente.
No todo es perfecto: el selector de marchas en columna requiere adaptación, el intermitente es algo ruidoso y la cámara trasera podría mejorar. Pero si estos son los mayores defectos, el panorama es prometedor.
Se ofrecen dos motorizaciones. La principal equipa batería de 52 kWh y motor de 110 kW (148 CV), el mismo que el futuro Renault 5 GT. Acelera de 0 a 100 km/h en 8,2 segundos, suficiente para dejar atrás a los rivales en los semáforos. La velocidad máxima es de 150 km/h, más que suficiente.
También habrá una versión de 40 kWh y 120 CV, pensada para ciudad y con unos 310 km de autonomía WLTP, aunque es más bien una opción teórica. La batería grande alcanza hasta 400 km WLTP, que en la práctica serán entre 250 y 350 km según ritmo y clima. La bomba de calor es de serie, una ventaja sobre la competencia.
El consumo ronda los 15 kWh/100 km, muy eficiente. Jugando con la regeneración se puede alargar la autonomía. La carga rápida pasa del 15 al 80% en 30 minutos, y la carga completa en unos 55 minutos. En casa, el cargador de 11 kW llena la batería en menos de cinco horas; en enchufe doméstico, un día completo, solo para emergencias.
La función Vehicle to Load (V2L) permite alimentar dispositivos externos como neveras, portátiles o incluso una cafetera, hasta 3 kW, convirtiendo el R4 en una estación de energía portátil. La capacidad de remolque es de 750 kg con freno, poco común en eléctricos de este tamaño.
La conducción es ágil y directa. La dirección y los pedales resultan intuitivos, ideales para la ciudad. A mayor velocidad, el comportamiento se vuelve más firme y maduro. En curvas, sorprende con poco balanceo y un guiado neutro. Si se fuerza, aparece un leve subviraje, pero siempre bajo control.
La suspensión es más firme de lo habitual, equilibrando confort y dinamismo. La trasera multibrazo es una rareza en el segmento y mantiene la estabilidad incluso en caminos irregulares. El ruido está bien contenido, solo se perciben leves sonidos de rodadura o viento en autopista.
La altura libre asegura que el R4 no tema caminos de tierra o incursiones ligeras fuera del asfalto. Los asistentes de nivel 2, como el control de crucero adaptativo y el centrado de carril, facilitan los viajes largos. El R4 ofrece el confort de un coche grande en formato compacto, con 26 sistemas de seguridad activa en los acabados superiores, incluyendo frenada de emergencia, mantenimiento de carril, reconocimiento de señales y luces largas automáticas de serie.
Los acabados altos añaden alerta de ángulo muerto, tráfico cruzado y asistente de aparcamiento, además de un control de crucero contextual que se adapta a curvas y zonas según la navegación. Los mandos físicos permiten ajustar estos sistemas sin perderse en menús.
Otras funciones incluyen cámara de 360 grados, aparcamiento automático y alertas de reinicio del tráfico. Los faros Matrix LED ofrecen gran visibilidad nocturna y, por supuesto, todo lo básico como ABS y control de estabilidad está incluido.
En resumen, el Renault 4 E-Tech destaca por su diseño singular, interior práctico y con guiños originales, equipamiento generoso, dinámica bien ajustada, mecánica eficiente, autonomía y carga razonables, tecnología de seguridad avanzada y una practicidad sobresaliente. La función V2L y un precio competitivo suman todavía más atractivo.
Puntos a mejorar: la suspensión es firme en baches, el espacio para los pies traseros está condicionado por la batería, los asientos y el volante calefactados solo en acabados altos, no hay batería mayor ni tracción total (de momento) pese a su aspecto campero.
El Renault 4 E-Tech es para quienes valoran el buen diseño, el uso ingenioso del espacio y una conducción divertida. Para los nostálgicos del 4L, arranca sonrisas; los nuevos descubrirán que un coche puede ser mucho más que un medio de transporte. Quizá no sea para todos, pero seguro muchos lo recordarán.