



























































































Modern Solid, Háček y el zen checo: llega el Škoda Elroq
El Škoda Elroq no es otro SUV eléctrico más en la interminable sucesión urbana. Es una declaración de intenciones de la marca checa para quienes han puesto en duda la electrificación o han etiquetado a Škoda como un simple 'Volkswagen económico'. El Elroq es relevante no solo por ser el primer SUV compacto 100% eléctrico de Škoda, sino también por estrenar la era de diseño 'Modern Solid', marcando un claro alejamiento de la mediocridad.
El nombre Elroq une 'El' de eléctrico y 'roq' del Karoq, en referencia a su linaje. Aunque suene como un alias de superhéroe, en realidad es el hermano electrificado del Karoq. Mide unos 15 cm menos que el Enyaq, pero mantiene la misma distancia entre ejes, por lo que el interior es igual de espacioso. No es un pequeño eléctrico urbano sino un SUV familiar auténtico, con sitio para esquís, cochecitos e incluso la compra semanal. Abatiendo los asientos traseros, cabe casi un poni.
En lo técnico, el Elroq se apoya en la plataforma MEB, la misma que emplean el Volkswagen ID.4, el Audi Q4 e-tron y otros modelos del grupo. Sin embargo, Škoda le da su toque 'Simply Clever', con detalles como el paraguas en la puerta o el rascador de hielo en el puerto de carga. Y esto es solo el principio. El Elroq es el primero de seis eléctricos nuevos de Škoda, parte de su respuesta al reto de la neutralidad de carbono en 2035. Entre sus rivales están el BYD Atto 3, Peugeot e-3008 y Ford Explorer EV. Škoda sabe que el cliente busca algo inteligente, simple y fiable: un vehículo que funcione haga el tiempo que haga, sin obligar a cambiar de hábitos. Ahora, eso también se puede tener en versión eléctrica.
El Elroq es el primer Škoda diseñado desde cero con el lenguaje 'Modern Solid': menos es más, pero más también es más. El diseño es limpio y funcional, sin adornos innecesarios ni cromados. Las superficies son tan suaves como la pizarra y las proporciones tan pensadas como un mueble de IKEA. El frontal presume de la nueva 'Tech-Deck Face', la interpretación de Škoda de un morro sin parrilla. Los sensores quedan ocultos tras un panel elegante y las luces diurnas recorren todo el ancho como cejas alzadas que cuestionan tu fidelidad al diésel.
Pese a la novedad del diseño, la esencia de Škoda sigue presente. El logo clásico desaparece, sustituido por el nombre ŠKODA en letras grandes en capó y portón, con un discreto háček sobre la S: un guiño checo incluso en el minimalismo. De perfil, el Elroq es elegante y robusto, con una línea lateral limpia, techo de aire coupé y llantas de 19 a 21 pulgadas. La aerodinámica se afina hasta un Cx de 0,26, sobresaliente para un SUV. Pequeños spoilers en el frontal recuerdan trucos de la Fórmula E y los pasos de rueda, forrados en plástico gris, refuerzan la imagen práctica y robusta.
A diferencia de muchos eléctricos modernos que esconden los tiradores de las puertas, el Elroq los mantiene convencionales. ¿Por qué ocultar lo que realmente usas? Desde atrás, el Elroq es cuadrado y funcional, maximizando la capacidad del maletero como buen SUV familiar. Una tira luminosa une los pilotos LED, ampliando visualmente el coche, mientras que el nombre ŠKODA destaca como declaración de marca. Dos spoilers, en el techo y en la parte baja, gestionan el flujo de aire y aportan deportividad.
El interior, gracias a una batalla de 2,76 metros, ofrece una amplitud palaciega. Hay más altura que en muchos pisos: más de un metro delante y casi otro detrás. Acceder es sencillo y elegante, más parecido a sentarse en un sillón que a hacer acrobacias. El habitáculo respeta los principios 'Modern Solid': líneas limpias, soluciones lógicas y practicidad sincera. El salpicadero es sencillo y sereno.
Los materiales reciclados tienen protagonismo. El tejido Recytitan en puertas, asientos y tablero proviene en un 78% de botellas PET recicladas. Resulta suave y casi lujoso, solo algunos plásticos duros recuerdan los orígenes humildes de Škoda. Los asientos son ergonómicos, elevados, con calefacción y, en versiones superiores, ventilación. El acabado Sportline añade asientos deportivos para mayor sujeción en curvas.
En las plazas traseras hay mucho espacio para las piernas y climatizador de tres zonas, ideal para familias con diferentes gustos térmicos. El maletero de 470 litros llega hasta 1.580 litros con los asientos abatidos y abundan los detalles prácticos: compartimentos ocultos, ganchos para bolsas y red para cables de carga. Los clásicos inventos 'Simply Clever' de Škoda brillan: paraguas en la puerta, triángulo en el portón y doble fondo para objetos sucios o mojados.
El conductor dispone de un cuadro digital de 5 pulgadas: básico pero funcional. Se puede añadir un head-up display con navegación en realidad aumentada en el campo de visión. La pantalla central táctil de 13 pulgadas es rápida e intuitiva, con menús lógicos y climatización siempre visible. Se mantienen botones físicos para funciones esenciales, aunque el deslizador táctil para el volumen no convence, aunque el mando en el volante lo compensa.
Android Auto y Apple CarPlay vienen de serie y son inalámbricos. El móvil se puede cargar sin cables y con refrigeración, y el asistente de voz ChatGPT responde desde dudas geográficas hasta consultas técnicas.
Debajo del capó, solo reina el silencio eléctrico: sin pistones, sin correas, sin escape. Škoda ofrece una gama completa, de lo sensato a lo divertido. El Elroq 50 es el compañero tranquilo e inteligente: 125 kW (170 CV), batería neta de 52 kWh y unos 370 km de autonomía. La velocidad máxima, 160 km/h, es suficiente para la mayoría. El Elroq 60 sube el nivel con batería de 59 kWh, 150 kW (204 CV) y entre 400 y 430 km de autonomía para quien busca algo más. El Elroq 85 va más allá con 210 kW (286 CV) y 545 Nm, acelerando de 0 a 100 km/h en 6,6 segundos y hasta 580 km WLTP.
Para los climas duros, el Elroq 85x añade motor delantero, tracción total y 299 CV. La autonomía baja ligeramente a 550-562 km, pero la seguridad en invierno lo compensa. El tope de gama RS supera los 250 kW (unos 340 CV), acelera en menos de 6 segundos y presume de detalles deportivos como pinzas de freno rojas y molduras negras.
La carga es rápida: hasta 175 kW en corriente continua permiten pasar del 10 al 80% en unos 28 minutos. No iguala a los Hyundai o Kia de 800V, pero basta para una pausa breve. Las versiones con batería pequeña cargan aún más deprisa. El preacondicionamiento de la batería asegura cargas rápidas incluso en frío, ideal para inviernos nórdicos. En casa, la carga a 11 kW AC requiere unas 8 horas para la batería grande.
La eficiencia se sitúa en 17-18 kWh/100 km, con más de 400 km reales fácilmente alcanzables. En frío o a alta velocidad con el coche cargado, la autonomía baja a unos 300 km, pero eso es física, no culpa de Škoda.
El aislamiento acústico de Škoda roza lo meditativo. A 90 km/h se escucha más a los pasajeros que a la carretera. El Elroq se desliza por el asfalto urbano y los baches con la soltura de un camarero checo llevando una bandeja. La batería va baja, garantizando estabilidad.
Con la suspensión adaptativa DCC opcional, hasta los adoquines parecen suaves. El sistema adapta la amortiguación en tiempo real, así que los caminos de grava parecen terciopelo y puedes llevar el café sin preocuparte. La dirección es ligera, facilitando maniobras y aparcamientos, y sigue transmitiendo confianza en curvas. El modo Sport añade peso para una conducción más precisa.
El Elroq no es un deportivo, pero no huye de las curvas. Mantiene el aplomo, con buen control de la carrocería y sin inclinaciones alarmantes. La física manda, pero el peso está bien gestionado. El radio de giro, de unos 9,3 metros, es perfecto para la ciudad.
La frenada combina regeneración y freno mecánico, con un tacto escalonado: suave al inicio y eficaz al final. Hace falta acostumbrarse, pero la distancia de frenado de 100 a 0 km/h es de solo 34 metros.
La seguridad es digital. El equipamiento incluye frenada automática de emergencia para coches, peatones y ciclistas, asistente de carril, detector de fatiga y reconocimiento de señales. El Travel Assist suma asistente de carril adaptativo, control de crucero adaptativo, asistente de atascos y de emergencia, capaz de detener el coche y pedir ayuda si es necesario.
El detector de ángulo muerto avisa de ciclistas y patinetes, y la salida segura de puertas evita accidentes al abrir. Aparcar es fácil con Park Assist, que maneja la dirección, y el aparcamiento remoto permite guiar el coche con el móvil. Incluso memoriza maniobras complejas y almacena hasta cinco rutas favoritas.
La seguridad pasiva es sólida, con carrocería reforzada, muchos airbags y batería protegida. Los faros Matrix LED iluminan sin deslumbrar.
Lo mejor del Elroq: un interior amplio e inteligente, interfaz funcional, buena autonomía y carga, equipamiento superior al de muchos rivales, ayudas a la conducción completas, confort, diseño moderno con materiales reciclados y los ingeniosos detalles Škoda.
A mejorar: diseño quizás demasiado sobrio para algunos, cuadro de 5 pulgadas anticuado para 2025, algunas funciones como las levas de regeneración no son de serie, no es deportivo puro. Compartir plataforma con el grupo VW puede hacerlo familiar para conductores de ID.4 o Q4. Los controles de climatización táctiles no convencen a todos.
En conjunto, el Škoda Elroq es el coche que muchos realmente necesitan: un eléctrico solvente para el día a día, más inteligente, silencioso y moderno. Se conduce bien, carga rápido, prioriza seguridad y tecnología, y todo ello a un precio que no obliga a escatimar en caprichos.