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SWM G03

SWM G03: Un SUV de siete plazas por 18.000 euros, ¿ganga o broma?

Author: auto.pub | Published on: 16.07.2025

Si alguien te dice que ha comprado un SUV nuevo de siete plazas por menos de 18.000 euros, lo lógico sería preguntar: "¿Cuánto tardó en desmoronarse?" Pero no se trata de una furgoneta dudosa del este de Europa. Hablamos del SWM G03, vendido oficialmente en Europa, un coche que podría definirse como "el máximo coche por el mínimo dinero", aunque el lujo aquí sea solo una palabra en el diccionario. Para entenderlo, hay que mirar los orígenes de SWM. La marca comenzó como un fabricante italiano de motos, rescatada en 2016 por el conglomerado chino Shineray. Siguiendo la moda global, el diseño nace en Milán, el montaje se realiza en Chongqing y el resultado acaba en las carreteras españolas a un precio que hace sudar a los concesionarios de Dacia. Y sí, las motos siguen formando parte de la historia.

El G03 es el más sencillo, básico y honesto de los tres modelos de SWM en Europa. Honesto, no porque siempre se porte bien, sino porque no pretende ser lo que no es. No aspira a ser premium, deportivo ni una maravilla tecnológica. Desde el primer vistazo deja claro: "No te daré masajes, pero tus cinco hijos y sus bicicletas cabrán dentro, y además te sobrará para gasolina". Aquí lo importante no es cómo lleguen los niños tras el viaje, sino que sigan siendo los mismos que salieron.

En dimensiones, el G03 es comparable a un Volkswagen Tiguan, pero nadie avisó a SWM sobre la "sofisticación europea": este coche es una caja con ruedas. Mide unos 1,83 metros de altura, así que casi puedes sentarte erguido. La batalla es más larga que la de algunos monovolúmenes, y el precio comienza justo por debajo de los 18.000 euros por siete plazas, siempre que no viajes con luchadores de sumo.

El precio es el gran atractivo. El G03 cuesta menos que el paquete de opciones de algunos rivales. Da igual que mires Toyota, Hyundai o Ford: no encontrarás un siete plazas a este precio. Claro, eso significa que SWM no invirtió en suspensiones sofisticadas ni en pantallas de 15 pulgadas que lean el horóscopo. ¿Es un problema? No, si solo buscas espacio, fiabilidad y economía, y no un mayordomo digital sobre ruedas.

El SWM G03 no destaca en nada, pero cumple en casi todo, y a veces es suficiente. No todas las familias quieren un coche que se aparque solo o hable en coreano. Algunos solo quieren llevar a todos al colegio y meter la compra en el maletero sin hipotecarse.

Así que, con un precio inferior al de algunos patinetes eléctricos, toca mirar de cerca este aparato de diseño italiano y fabricación china. ¿Milagro económico o compromiso encubierto?

El G03 parece dibujado con regla sobre papel blanco. Olvida las líneas fluidas y formas orgánicas: aquí solo importa la función. Es como una cómoda sencilla: espacioso, directo, sin pretensiones y cuesta un tercio que la competencia de marca. Sus proporciones son verticales, como si los diseñadores se quedaran sin espacio y decidieran ir hacia arriba. Curiosamente funciona, especialmente en una época de techos caídos. El G03 es alto y recto, como si la caja siempre hubiera sido el objetivo.

El frontal exhibe una interpretación muy china de la robustez. La parrilla es gigantesca, casi lista para una barbacoa. El patrón de panal y el enorme logo de SWM dejan claro que quiere llamar la atención, aunque no se sepa muy bien de quién. Al menos distrae de la sencillez general.

El diseño tiene un toque de humor. Los faros, halógenos con lente azul, fingen ser xenón. Es como ponerle una etiqueta Hugo Boss a un traje de supermercado: de lejos engaña. Es barato, sí, y presume de ello.

De perfil, se aprecia la silueta de caja: carrocería alta, ventanillas rectas, barras de techo de verdad, preparadas para cofres o bicis. Las ventanas son grandes y verticales, así que el conductor se siente en un pequeño invernadero. Con 1,83 metros de alto, solo el Land Rover Discovery Sport lo supera en su clase. El G03 resiste como un SUV clásico, más cerca del Toyota Land Cruiser que de un Kia Sportage.

La trasera es igual de directa: vertical, casi inocente en su arquitectura. El portón sugiere que puedes meter más que bolsas y cochecito: equipaje familiar o incluso un perro grande. Las llantas de 17 pulgadas llenan los pasos de rueda sin obligarte a buscar neumáticos más gruesos.

Si el exterior sugiere trabajo duro, el interior lo confirma. Al abrir la puerta, el sonido es metálico y pesado, como una nevera antigua, y dentro: plástico, mucho plástico. Pero no es del malo, solo duro y resistente. Si algo cruje aquí, probablemente sean los niños jugando.

La terminación sorprende para el precio. Olvida salidas de aire cromadas o portavasos iluminados, pero los botones funcionan y lo que hay, cumple. Sin adornos innecesarios.

La gran sorpresa en un siete plazas tan asequible es la disposición. En lugar de un banco trasero, hay dos asientos individuales en la segunda fila. No son de primera clase, pero sí independientes, regulables y razonablemente cómodos. Se desplazan hacia delante y atrás, con unos once centímetros de margen para compartir con la tercera fila. Esta última es más un deseo que realidad: tres cinturones, pero espacio real para dos niños o un adulto poco agradecido.

Los datos del maletero lo confirman: 1.564 litros con los asientos plegados. Con las siete plazas ocupadas, olvídate del equipaje: solo caben unas bolsas. El cochecito, solo si lo desmontas y te lo tomas como un Tetris. Así es en la mayoría de los siete plazas pequeños y SWM no lo esconde.

Delante, instrumentos analógicos y una pequeña pantalla de 3,5 pulgadas: nada de paneles digitales ni animaciones. Eso sí, tienes nivel de combustible, kilómetros y avisos de puertas. Lo que falta, probablemente no lo necesites.

En el centro, una pantalla táctil de 7 pulgadas. No ganará premios, pero funciona: navegador, cámara de marcha atrás, Android Auto y Apple CarPlay. Puedes usar Spotify o Waze sin pegar el móvil con cinta al salpicadero. Algunos coches mucho más caros deberían tomar nota. El sistema de sonido recuerda a un radiocasete noventero, con calidad acorde: sube el volumen y todo se mezcla, como Haddaway cantando en danés sin dientes.

El climatizador es manual, con rueda, no digital. Eso sí, las cuatro ventanillas son eléctricas, así que nadie tiene que girar manivelas detrás. Y para rematar: techo solar eléctrico de cristal.

Los asientos llevan "eco-cuero", una forma elegante de decir cuero sintético, pero luce mejor que la tela barata y se limpia fácil, ideal para familias con niños pegajosos y mascotas.

Acceder es sencillo. Carrocería alta y puertas grandes evitan acrobacias, da igual si eres abuelo o niño inquieto. La ergonomía es correcta: todo a mano y botones grandes. No hace falta un manual ni buscar tutoriales en YouTube para poner la calefacción.

Si esperas tecnología revolucionaria bajo el capó, te vas a llevar un chasco. Aquí reina lo clásico: un motor 1.5 de gasolina atmosférico, cuatro cilindros, 110 CV y 155 Nm de par. No impresionará ni a un patinete eléctrico. Si este coche fuese un animal, sería un burro: lento, pero fiable. De 0 a 100 km/h en unos 13 segundos en vacío; con siete a bordo y maletero lleno, más bien como un jubilado yendo al mercado: lento pero seguro.

La caja es manual de cinco marchas. Hoy día, eso es tan moderno como una cámara de fotos de botón, pero se mueve suave y lógica, como un viejo Lada pero sin ruidos metálicos. En carretera, las revoluciones suben y el habitáculo suena a aspiradora. A 130 km/h, el motor pide una sexta marcha o una pausa.

La suspensión sorprende: el rodar es suave, casi flotante. Si las calles parecen adoquines, el G03 los absorbe como un colchón de agua. Eso sí, en curvas se inclina como un oso con resaca, pero es lo esperable. No es deportivo; su misión es llevar niños al cole y volver con una sandía sin prisas.

¿Sensaciones en la dirección? Más sugerencia que comunicación. Sabes que giran las ruedas, pero el feedback es tan personal como un contestador automático. No importa si tu vida es de zonas a 50 km/h, tiendas de pueblo y alguna escapada a la ciudad.

El consumo es delicado. Oficialmente, 7,2 litros a los 100, algo elevado. Por esa cifra esperarías 180 CV y tracción total, pero no. El G03 es sediento. Si conduces suave, puedes rondar los 7 litros; lleno de gente y acelerando, fácilmente sube a 8 o 9 litros. Si vives en Alemania y te apasiona la autobahn, mejor elige la versión GLP.

Sí, SWM vende una versión GLP, el G03F, en algunos mercados, con sistema de gas de fábrica. El mismo motor, pero funcionando con gasolina o gas. Pierde solo un caballo, pero el gasto baja mucho. Eso sí, el depósito de GLP roba espacio al maletero, pero compensa en ahorro y emisiones.

Y hay más: también existe una versión híbrida del G03. Al estilo Nissan e-Power, es un eléctrico con motor térmico como generador. Lo llaman SuperHybrid, aunque suene a superhéroe. Ofrece propulsión eléctrica, 150 CV, baterías BYD Blade y silencio casi absoluto. Arranca suave, cambia a generador cuando hace falta. ¿1.000 km de autonomía? No está nada mal, pero el precio se dispara casi a 29.000 euros, otro territorio.

Si el G03 fuera un equipo de fútbol, su equipamiento de seguridad sería el suplente lesionado: ausente. Aquí se nota el precio bajo. Aunque parece un tanque por fuera, por dentro es supervivencia básica.

Airbags: solo dos. Ni cuatro ni seis: conductor y acompañante. Laterales o de cortina, ni en sueños. Los de atrás viajan en tercera clase. Hasta el Dacia más barato lleva seis airbags. El G03 parece sacado de 2003, y no para bien.

En cuanto a ayudas: si buscas frenada automática de emergencia, asistente de carril, detector de ángulo muerto o control de crucero adaptativo, mejor busca otro modelo. SWM solo ofrece lo que exige la ley: ABS, control de tracción, ESP y ayuda al arranque en pendiente. Nada más.

Eso sí, incluye sensores de aparcamiento traseros y control de crucero básico. La posición de conducción elevada mejora la visibilidad, lo que ayuda a evitar accidentes. Y si ocurre algo, el frontal grande puede proteger frente a coches pequeños, pero no te fíes demasiado.

El gran misterio: el SWM G03 nunca ha pasado por Euro NCAP. Nadie sabe cómo se comporta en un choque. Ese es el mayor riesgo. Si te gustan las incógnitas, adelante. Si priorizas la seguridad familiar, piénsatelo bien.

Otra advertencia: SWM no es conocida en Europa. Si falla algo, puede que encontrar recambios o servicio técnico no sea tan sencillo como con Volkswagen.

El SWM G03 es como una marca de ropa barata: cumple, abriga y no vacía el bolsillo. Lo más importante es que es un SUV de siete plazas de verdad por unos 18.000 euros. En la historia del automóvil europeo, eso no es solo raro, es casi un error de imprenta.

Lo más sorprendente es la relación precio-espacio. Te llevas un coche nuevo, grande, siete plazas (sobre el papel), con acceso sin llave, Apple CarPlay, techo solar y asientos de imitación cuero. Es como comprar un portátil de oferta y descubrir que puede editar fotos y vídeos: no rápido, pero cumple.

El SWM G03 es para quien sabe lo que busca: mucho espacio, poco gasto y cero adornos. Es la etiqueta del precio sobre ruedas. Si lo comparas con el Dacia Jogger, no llega a su seguridad, pero ofrece más altura, un interior diferente y un precio aún menor.

Por supuesto, hay pegas. Solo dos airbags y una lista de ayudas de seguridad más corta que los horarios de verano. ¿Envejecerá bien? ¿Tendrá buena reventa? ¿Alguien recordará el nombre SWM en cinco años, o sabrá pronunciarlo?

Pero mirado de otra forma, el SWM G03 puede ser el primer coche de muchos: su primer siete plazas, su primer vehículo en propiedad sin líos de leasing. No es un coche para presumir. Es para quien busca soluciones. Mucho espacio, poco precio: una fórmula que funciona desde hace décadas, aunque bajo otros nombres.

Como curiosidad, el G03 ofrece una plaza por menos de 2.600 euros. Eso cuesta menos que unas vacaciones, pero este viaje dura mucho más.

En resumen, el SWM G03 es como una cerveza de lata decente: no es champán, pero quita la sed. No ganará carreras ni test de laboratorio, pero cumple. Si buscas un coche que no presuma, que simplemente exista; si el espacio importa más que la iluminación ambiental; y si quieres que tu dinero esté bien invertido, apunta el SWM G03. Porque, sinceramente, si aún queda una auténtica ganga en el mercado europeo, es esta caja china-italiana de siete plazas y dos airbags.