auto.pub logo
Volkswagen ID.7 GTX

Volkswagen ID.7: Tan silencioso como un poeta, tan ingenioso como un ingeniero

Author: auto.pub | Published on: 20.06.2025

ID.7: el nombre podría recordar a un cepillo de dientes eléctrico o a una plancha de vapor de última generación con más funciones que una central nuclear. Pero no, es algo mucho más alemán: la apuesta eléctrica de Volkswagen para convencernos de que una berlina grande, aerodinámica, silenciosa y ecológica puede ser no solo una elección racional, sino también hacernos sentir que no estamos atrapados en un seminario obligatorio sobre innovación en el que nadie sabe realmente qué significa innovar.

El ID.7 es el sucesor del Passat y el Arteon, en esencia una reencarnación eléctrica de las tradiciones familiares de Europa Central: grande, sobria y absolutamente convencida de saber lo que más nos conviene. Como no podía ser de otra manera, se fabrica en Emden, donde las cosas nacen de la disciplina, la ingeniería y probablemente un poco de bratwurst.

Con este coche, Volkswagen aspira a nada menos que electrificar Europa. El ID.7 es un manifiesto de precisión alemana pegado a la puerta del mercado automovilístico europeo con cinta azul, proclamando que "el futuro está enchufado". Mientras tanto, en Estados Unidos, el modelo fue discretamente descartado, ya que allí los compradores siguen prefiriendo SUV del tamaño de un edificio, con consumos que se miden en galones por milla.

Sin embargo, este coche fue elegido Coche del Año en su país natal. Al menos allí es más que un vehículo silencioso. El ID.7 es un símbolo de su tiempo, demostrando que incluso el "coche del pueblo" puede enfundarse el pijama de gala y protagonizar una revolución silenciosa. Claro que los jurados también se equivocan a veces.

Si el ID.7 fuera una persona, no entraría en una sala: se deslizaría con porte perfecto y zapatos italianos, dejando una sutil fragancia a roble pulido y la tranquila sabiduría de una mente inteligente. No es un coche que busque atención. No hay líneas "futuristas" exageradas ni detalles de diseño que recuerden a un cargador de iPhone de diseño. El ID.7 se muestra orgulloso y discreto, como un profesor de Oxford que sabe que tiene razón, pero no se molesta en demostrarlo.

El coche mide casi cinco metros, así que olvídate de aparcarlo en una plaza estándar, pero en la calle transmite esa impresión de que eres una persona de éxito o muy en paz contigo mismo. La caída del techo parece el peinado perfecto de un anuncio de salón de lujo, y el perfil aerodinámico podría pasar por el de una berlina de alta gama, si no fuera por el emblema Volkswagen.

En el frontal, los faros Matrix LED te observan con la mirada de un robot doméstico inteligente – no es fría, pero sí evaluadora. La banda LED a lo ancho no es exactamente “de otro mundo”, pero indica que este coche nació pensando en el futuro, no solo en cumplir con el CO₂. Por detrás, se repite el patrón: pilotos finos y afilados que recuerdan a la esfera de un reloj suizo, unidos por una franja luminosa elegante.

El efecto global no grita "mírame", sino que susurra "todo está en orden, y algo más". Es un coche que parece un Passat que se tomó un año sabático en Japón, aprendió diseño meditativo y regresó transformado. Digno, silencioso y sorprendentemente aerodinámico.

Al entrar en el Volkswagen ID.7, la sensación es la de acceder a un estudio de diseño escandinavo moderno donde todo debe ser cómodo, inteligente y ligeramente futurista, pero sin exagerar, siempre humano.

Eso es lo que han conseguido. En el centro del salpicadero encontramos una pantalla táctil de 15 pulgadas, más propia de un cine en casa que de un coche. Frente al conductor, un discreto minipanel muestra solo lo esencial: velocidad, marcha, nivel de batería y poco más. Es minimalista, pero no frío: más bien como alguien que habla poco, pero escucha mucho.

El head-up display proyecta las indicaciones de navegación directamente en el parabrisas, como un copiloto invisible que nunca se pasa de entusiasta ni te distrae en la oscuridad. Los detalles importan: superficies suaves, cuero sintético, materiales tipo Alcantara – parece que Volkswagen ha decidido que el "coche del pueblo" ahora también lleva corbata.

Ah, y los deslizadores táctiles ahora están retroiluminados. Si alguna vez has intentado ajustar la temperatura en un Volkswagen de noche sabrás lo importante que es esto: antes era más fácil encontrar la aguja en un pajar que el punto exacto del deslizador.

Y los asientos no son simples asientos. Son butacas de masaje repletas de pequeños fisioterapeutas chinos virtuales que saben cuándo te cansas y te masajean justo donde lo necesitas. Tienen ventilación y calefacción, incluso para las plazas traseras.

Todo el interior parece una disculpa por los primeros modelos ID. Está claro que escucharon a los críticos y dijeron: "De acuerdo, nos equivocamos. Ahora lo haremos bien". Y lo han hecho.

Si alguna vez te has preguntado cómo sería pilotar un jet de lujo por la autopista –sin alas, sin ruido, sin niños gritando en el asiento 21C–, el Volkswagen ID.7 se le acerca mucho.

Bajo el capó no solo hay un motor, sino un APP550 eléctrico fabricado en la planta de Kassel, seguramente por ingenieros en bata escuchando Wagner. Eso significa 210 kW o 286 CV, transmitidos al eje trasero, así que esta berlina no solo corta el aire: se desliza. De 0 a 100 km/h en unos 6,5 segundos. No es un Ferrari, pero tampoco un Passat de taxi. Como un buen café: no hace ruido, pero te despierta. La versión tope con tracción total entrega 340 CV y alcanza los 100 km/h en 5,4 segundos.

Conducirlo es como sentarse en una cama de 2,2 toneladas que olvida su peso en las curvas y hace cosas que no debería poder hacer. Gracias al centro de gravedad bajo y al fondo carenado, el ID.7 avanza como un rompehielos sereno: sin sobresaltos, sin vibraciones, solo movimiento tranquilo.

La suspensión es tan fiable como el sistema de pensiones alemán y hasta los baches de primavera más duros se absorben con la dignidad de un coche que te dice: "Estoy aquí para que no sientas nada". La aceleración es lineal y silenciosa: adelantar es tan rápido que, cuando quieres darte cuenta, ya has vuelto al carril derecho.

La dirección es más ligera que precisa: en ciudad recuerda a un mando de Xbox, pero en autopista resulta tranquilizadora. La electrónica actúa como un guardaespaldas discreto: nunca molesta, pero siempre está lista para intervenir si te animas demasiado al volante.

Y luego está el silencio. Si estás acostumbrado al viento, al rugido del motor y a los ruidos extraños de los altavoces en carretera, en el ID.7 todo eso desaparece. Solo tú, el asfalto y un sistema de audio que reproduce a Bach como si estuvieras sentado junto al organista.

Lo mejor: hasta 700 km de autonomía con una sola carga, sin tener que parar salvo que quieras, no porque el coche lo necesite. Y cuando toca recargar, en 25 minutos está listo, tiempo justo para ir al baño y pedir otro capuchino.

Con el Volkswagen ID.7, la seguridad no es solo un apartado de la ficha técnica: es la columna vertebral del coche. Los hechos: en las pruebas Euro NCAP logró cinco estrellas, y no por poco: 95 por ciento en protección de adultos, 88 por ciento en niños, 83 por ciento en peatones. Estas cifras no son casuales. Reflejan una ingeniería que tiene en cuenta no solo el metal, sino también la psicología: cómo se mueve la gente, cómo reacciona, cómo debe protegerse.

La inteligencia real se aprecia en la seguridad activa. El Front Assist vigila coches, peatones y ciclistas, de día y de noche, gracias al radar y la tecnología infrarroja. El Lane Assist mantiene el coche en su carril, evitando esos momentos en los que la mente se dispersa y el coche empieza a irse a un lado.

Lo más impresionante es el Travel Assist. Es un sistema semiautónomo que utiliza datos de tráfico para mantener la velocidad y el carril en autopista, e incluso cambia de carril solo cuando señalizas. ¿Ciencia ficción? En realidad es un asistente muy bien pensado, sobre todo en viajes largos cuando el cansancio aparece.

El aparcamiento va un paso más allá. El Park Assist te ayuda a entrar en huecos estrechos: sin ruido, con precisión y sin estrés. Y si tu entrada de casa se parece a la escena de un crimen, puedes grabar la maniobra: el coche la memoriza y la repite hasta 50 metros de forma autónoma. Incluso puedes salir y verlo todo en el móvil. No solo es práctico: es casi elegante.

En seguridad pasiva no falta nada: carrocería reforzada, protección de batería inferior y una colección completa de airbags, incluido uno de rodilla para el conductor. Y si ocurre algo, el sistema eCall avisa automáticamente a emergencias.

La iluminación es de otro nivel: los faros IQ.Light Matrix no deslumbran a los demás pero iluminan la carretera como si fuera de día. Fundamental en autopistas donde la noche cambia rápido.

El Volkswagen ID.7 no es solo el nuevo Passat eléctrico: es como un Passat que ha hecho un máster, ha aprendido a meditar y sabe entender a la gente. ¿Son necesarias todas estas funciones? Probablemente no, pero son útiles y fáciles de usar.

En resumen, el ID.7 es la revolución silenciosa de Volkswagen: todo resulta familiar, pero cada detalle supone un avance. Es el coche del pueblo que se niega a parecer barato, y lo consigue. Da la impresión de que Volkswagen por fin ha entendido que lo premium no es solo una cuestión de precio, sino también de hacerte sonreír al cerrar la puerta. Y el ID.7 te hará sonreír.