Una carretera desierta y un coche solitario: ¿qué podría salir mal?

Todos, en algún momento de nuestra juventud, hemos cometido locuras durante los veranos en casa de la abuela. Esta historia encaja perfectamente en esa categoría: un viejo coche como protagonista y unos cuantos jóvenes desbordados de ideas temerarias. En esta ocasión, parece que los únicos damnificados fueron el coche y un poste de electricidad.