Škoda Superb rompe récord mundial de autonomía diésel
La berlina insignia de Škoda acaba de demostrar que el diésel aún tiene cuerda para rato. Un Superb de serie recorrió 2.831 kilómetros con un solo depósito de 66 litros, estableciendo un nuevo Récord Guinness de eficiencia. Al volante iba Miko Marczyk, actual campeón europeo de rallies.
La hazaña comenzó en Łódź, Polonia, y atravesó Alemania, Francia, Países Bajos y Bélgica. La velocidad media rondó los 80 km/h, un ritmo de autopista perfectamente normal, lejos de las excentricidades del hypermiling. El consumo registrado fue de unos asombrosos 2,61 litros cada 100 kilómetros, muy por debajo de los 4,8 oficiales de fábrica. En Francia, con un viento de cola favorable, el Superb llegó a marcar 2,2 litros a los 100, una cifra que haría sonrojar a muchos híbridos.
Coche corriente, distancia extraordinaria
El vehículo era un Superb 2.0 TDI estándar, con 148 caballos y 360 newton metro de par, caja DSG de siete marchas y tracción delantera. Nada de preparaciones exóticas: solo neumáticos de baja resistencia a la rodadura y una suspensión derivada del Sportline, rebajada 15 milímetros para mejorar la aerodinámica.
El verdadero significado del récord
Para Škoda, este logro es tanto un triunfo técnico como un gesto simbólico. Los motores diésel, hoy vistos como reliquias o incluso incómodos políticamente, siguen ofreciendo una eficiencia y autonomía que los eléctricos aún no alcanzan. Recorrer casi 2.900 kilómetros con un solo depósito permite cruzar media Europa parando solo para un café, no para repostar.
El momento no es casual. Mientras Europa avanza hacia la prohibición de motores de combustión en 2035, el récord de Škoda subraya el potencial desaprovechado de los propulsores tradicionales. El TDI pronto será historia, pero antes de despedirse ha dejado un mensaje contundente para el debate energético del siglo: 2.831 kilómetros con un solo depósito, demostrando que la eficiencia no es patrimonio exclusivo de la electricidad.