
El Bugatti Bolide afronta una transformación radical para circular por carretera
Convertir máquinas de competición en rarezas homologadas para la vía pública se ha convertido en una especialidad de Lanzante, el taller británico que ahora asume un reto tan ambicioso como inusual: adaptar el Bugatti Bolide, concebido exclusivamente para el circuito, en un coche matriculable y apto para circular por carretera. El Bolide es uno de los hiperdeportivos más extremos de la era moderna. Su chasis monocasco de carbono, heredado del Chiron, se combina con una aerodinámica afilada y el imponente motor W16 de 8,0 litros con cuatro turbos, capaz de entregar 1.600 caballos. El resultado es una aceleración fulgurante: pasa de 0 a 100 km/h en apenas 2,2 segundos. Sin embargo, el Bolide no fue diseñado para pisar el asfalto público. Su producción está limitada a solo 40 unidades, todas destinadas exclusivamente a uso en circuito y ninguna homologada de fábrica para circular por la calle. Aquí es donde entra en juego la experiencia de Lanzante. El taller británico se ha labrado una reputación haciendo posible lo improbable, tras homologar para carretera modelos como el Pagani Zonda R, McLaren P1 GTR, McLaren Senna GTR y, más recientemente, el Red Bull RB17. El Bolide representa el último y quizá más atrevido capítulo de esa trayectoria. El proceso de conversión no está exento de desafíos. Cumplir con las normativas de seguridad es imprescindible, pero el primer obstáculo se encuentra bajo el coche: los neumáticos slick de competición cuestan unos 8.000 dólares cada uno y se desgastan en menos de 60 kilómetros. Sustituirlos por gomas aptas para carretera será solo uno de los muchos pasos necesarios para domesticar el Bolide y hacerlo utilizable a diario. Deen Lanzante, responsable del taller, ha confirmado que el proyecto ya está en marcha. Se desconoce si Bugatti participa en la iniciativa; todo apunta a que se trata de un encargo privado entre el propietario del coche y Lanzante, sin intervención directa de la marca.