Volvo presume 250 millones de km eléctricos
Volvo celebra un hito notable: según sus propios cálculos, sus camiones eléctricos ya han recorrido 250 millones de kilómetros. La cifra impresiona aún más si se considera que equivale a unas 6.200 vueltas al planeta. No está nada mal para unas máquinas que no hacen ruido, no emiten gases y, al menos sobre el papel, ayudan a salvar el mundo.
Para darle aún más brillo heroico a la cifra, Volvo calculó qué habría pasado si esos kilómetros se hubieran hecho con diésel. El resultado: 78 millones de litros de combustible quemados y 213.000 toneladas de CO₂ lanzadas al aire. Lo que el comunicado no menciona es cuánta electricidad consumieron esos camiones ni de dónde provino. Al final, hasta la aureola más verde se ensucia cuando los números se complican.
Desde 2019, Volvo ha vendido más de 5.700 camiones eléctricos, que ya circulan en 50 países. Todo suena a revolución sostenible digna de un Nobel de la Paz, aunque la propia marca reconoce que el avance sigue siendo dolorosamente lento.
A Volvo le gusta destacar lo silenciosos y cómodos que son sus camiones. Sin duda es cierto, aunque uno imagina que los conductores tienen tiempo de sobra para disfrutar esa comodidad mientras esperan a que la batería se cargue, mientras los diésel pasan rugiendo en su segunda entrega del día.
La gama eléctrica actual de la marca incluye ocho modelos que cubren desde la recogida de residuos hasta el transporte de materiales de construcción. Y para 2026, Volvo promete un nuevo camión pesado capaz de recorrer 600 kilómetros con una sola carga, siempre que la carretera sea lisa, el clima templado y el remolque vaya vacío, claro.
La hoja de ruta de la compañía hacia la neutralidad climática combina camiones eléctricos de batería y de pila de combustible con combustibles renovables como biogás e hidrógeno. En otras palabras, Volvo se prepara para todos los futuros posibles, porque nadie sabe cuál funcionará realmente.
Haber sumado 250 millones de kilómetros en modo eléctrico es un logro real, sobre todo considerando la resistencia al cambio del sector del transporte pesado. Pero el verdadero reto ya no es la batería, sino el negocio. La transición verde avanzará a paso de tortuga mientras la infraestructura de carga, los precios y la logística sigan por detrás de los eslóganes. Por ahora, Volvo puede celebrar con razón su progreso, pero la pregunta sigue en el aire: ¿salvaremos el planeta antes de que se agote la batería?
