
Cuando la vida se convierte en GTA: bicicleta robada y drogas en vena
Atravesó el tráfico como si protagonizara una versión barata de Grand Theft Auto: los semáforos eran simples adornos, los parques se convertían en carriles bici improvisados y circular en sentido contrario era su deporte extremo particular. Cuando la policía se sumó a la persecución, asistieron gratis a un espectáculo de acrobacias en túnel, digno de una escena eliminada de Fast & Furious.
Para completar el cuadro, el hombre iba drogado, montaba una bicicleta robada y ya era buscado en todo el país. Un tres en uno: si no tienes sentido común, al menos puedes ofrecer entretenimiento gratuito al público.
Al final, no fue la astucia policial lo que acabó con su huida, sino la intervención de un conductor cualquiera—alguien con la rara virtud de mantener la cabeza fría, suficiente para desestabilizar el frágil equilibrio del fugitivo.