






Aston Martin y Bollinger: Cuando el lujo se une al marketing
La nota oficial destaca valores compartidos: artesanía, tradición y precisión. Aston Martin presume de su legado centenario en deportivos, mientras Bollinger subraya su independencia familiar y sus 4.000 toneles de roble. Ambas marcas se enorgullecen de ser proveedoras de la realeza, dotando a la colaboración de un aire de peso histórico. En realidad, se trata de un ejercicio de co-marca sencillo, que promete veladas selectas y encuentros VIP donde rugen los motores y tintinean las copas.
Según el acuerdo, Bollinger se convierte en el socio oficial de champán de Aston Martin, mientras que Aston Martin pasa a ser el proveedor automovilístico oficial de Bollinger. En la práctica: en los próximos lanzamientos de Aston, los brindis se harán con copas de Bollinger, y en los eventos de champán los invitados posarán junto a deportivos británicos. Más allá del brillo de la “elegancia atemporal” y la “perfección”, el resultado es claro: espectáculos exclusivos de marketing y poco más.
Llama la atención el énfasis en el “consumo responsable”, acompañado del lema de campaña: “Si conduces, no bebas”. Es decir, la misma marca que quiere estar presente en “cada momento especial” debe recordar a sus clientes que no mezclen su producto con el volante de un Aston Martin.
La alianza entre Aston Martin y Bollinger es el lujo en su forma más pura: dos marcas que apuestan por el poder de la asociación para amplificar la exclusividad y el brillo. El beneficio tangible para el consumidor es mínimo, pero quizá ese sea el objetivo. No se trata de vender un producto, sino de vender una sensación.