































Renault Rafale Presidencial: Un híbrido digno del Rey Sol
Cuando el presidente francés necesita un nuevo coche oficial, la potencia bruta y una pintura impecable no bastan. Este vehículo debe atravesar líneas de protesta, mantener una llamada con el Secretario General de la ONU y, al mismo tiempo, enfriar el asiento. En definitiva, necesita ser un tanque capaz de recitar a Shakespeare. Así nace el Renault Rafale Presidencial, un automóvil que aúna limusina, transporte blindado e instalación de diseño interior.
El Rafale estándar ya es una propuesta impactante, con 300 caballos, tracción total y un diseño que sugiere inteligencia en vez de proclamarla. La versión presidencial parte de esa base y añade una capa de artesanía aún más exquisita. El resultado es un coche que desde fuera parece una elegante embarcación azul, pero que por dentro es tan preciso como un Patek Philippe y tan seguro como Fort Knox.
Aquí no hay cromados ostentosos ni acabados de espejo para impresionar a las abejas. El tono azul presidencial, creado a medida, está diseñado para reducir la temperatura interior hasta diez grados, asegurando que una chaqueta de Hermès no sufra una gota de sudor. Un discreto tricolor brilla en los guardabarros y los mástiles de las banderas se ocultan con la misma cortesía que muestra el propio coche.
Ningún presidente desea viajar en un tanque disfrazado de coche. Por eso, el blindaje es ligero, resistente e invisible. El chasis y la suspensión se han perfeccionado para que el peso extra no convierta cada trayecto en un desfile de elefantes. Neumáticos Michelin de veinte pulgadas y dirección trasera ayudan a esquivar tanto setos de boj como periodistas curiosos.
La plaza trasera no es solo un asiento. Es una oficina, una sala de estrategia, una cámara de calma. Mármol negro de los Pirineos, marquetería y cuero trabajado a mano componen su propio idioma. Ningún detalle se ha dejado al azar, ni siquiera las costuras, que replican el azul intenso de la cancillería presidencial. Y como gesto simbólico, un monograma RF se ilumina en el reposacabezas al abrir la puerta.
La colaboración entre Renault, el Elíseo y un grupo de artesanos podría haber acabado en una maraña burocrática. Sin embargo, han logrado la excelencia. Ludovic Avenel talló la madera, Minéral Expertise moldeó el mármol, Centigon lo hizo a prueba de balas y Renault ensambló todo en una creación que bien podría exhibirse algún día en el Museo de Artes Decorativas de Francia.