





























Porsche Carrera GT a los 25 años: El icono inesperado de Porsche
Hace veinticinco años, Porsche presentó en París un prototipo concebido para Le Mans que terminó en los garajes de coleccionistas adinerados. El Carrera GT tuvo una vida breve pero deslumbrante, más leyenda que coche práctico, y quizá ese fue siempre su destino.
A finales de los años noventa, Porsche aspiraba a recuperar la gloria de sus victorias en Le Mans, pero la política interna, las restricciones presupuestarias y un cambio de estrategia empresarial acabaron con el proyecto LMP2000 antes de que llegara a la parrilla. El V10 de altas revoluciones que animaba el prototipo era demasiado extraordinario para dejarlo en el olvido, así que se convirtió en el alma del Carrera GT. Ya sin las exigencias específicas de la resistencia, el motor se adaptó a un mercado de lujo ávido de nuevos "coches de póster".
Con 612 caballos, una velocidad máxima de 330 km/h y una caja manual de seis marchas combinada con frenos carbocerámicos, el Carrera GT prometía una experiencia mecánica pura. La realidad fue más dura: pronto se ganó fama de ser uno de los superdeportivos más exigentes e implacables de su época. Walter Röhrl hizo todo lo posible por domesticarlo para la carretera, pero pocos propietarios lo usaron para algo más que exhibirlo.
Técnicamente era una maravilla: monocasco de carbono, componentes de magnesio y Kevlar, y una aerodinámica heredada directamente de la competición. Sin embargo, su verdadero significado fue simbólico. Representó un momento de transición para Porsche, un puente hacia el 918 Spyder, y reforzó la imagen de la marca como fabricante capaz, si lo deseaba, de crear algo realmente espectacular. Solo se produjeron 1.270 unidades.
Veinticinco años después, Porsche vuelve la vista al Carrera GT porque nada en su gama actual lo sustituye. El coche se ha convertido en un monumento tanto a los excesos de su época como a la pureza de la ingeniería tradicional, una máquina que se vendía por casi medio millón de euros y que hoy es un codiciado trofeo en las subastas de coleccionistas.