¿La pick-up de tus sueños? Solo si sueñas con caballos de vapor y cuero azul acolchado

Bienvenido al sueño febril donde el par motor se mezcla con el espectáculo y la practicidad se desvía hacia el puro derroche. Contempla la Brabus XLP 800 Adventure: una pick-up en el sentido más irreverente y extravagante del término. No se trata simplemente de una Clase G a la que le han añadido una caja de carga. No, esto es la respuesta barroca de Bottrop a una pregunta que nadie se atrevió a formular: ¿y si tu vehículo de expedición tuviera el alma de un superdeportivo y la actitud de un villano de Bond?
Brabus no se limitó a modificar el Mercedes G63 AMG: lo desmontó por completo, desmenuzó su esencia y la reimaginó con la sutileza de un lanzamiento espacial. La distancia entre ejes se ha alargado medio metro, se ha extendido el árbol de transmisión en consecuencia, y el resultado es una quimera automovilística que parece destinada a protagonizar una película de acción interplanetaria. Imagínate pedir un Uber en Marte y que aparezca esto: ni te plantearías cuestionarlo.
Bajo el capó ruge un motor V8 biturbo mejorado, que ahora entrega la friolera de 800 caballos y un colosal par de 1000 Nm. Esta tempestad se canaliza a través de una suspensión específica de Brabus, lo que le otorga unos asombrosos 470 mm de altura libre al suelo. Cuando el Emajõgi se desborda, no das un rodeo: atraviesas el cauce, rescatando piragüistas como misión secundaria.
Pero la XLP 800 Adventure no es solo un coloso mecánico. También viste para impresionar: llantas Monoblock HD de 22 pulgadas, cabrestante de 4,5 toneladas y un sistema de escape deportivo con un caprichoso modo "Coming Home" para esas noches en las que sobresaltar a los vecinos resulta poco cortés. Y si esperabas un habitáculo utilitario, prepárate para una corrección dramática.
El interior es un sueño surrealista en cuero azul: acolchado en rombos, perforado y absolutamente irreal. Más que un todoterreno, parece que te hayas sentado en el jet privado de Zeus. Los pasajeros traseros disponen de su propio velocímetro y medidor de fuerzas G, por si tienes curiosidad de a qué velocidad atraviesas barrizales y dunas como un guía de safari con exceso de cafeína.
¿De 0 a 100 km/h? En 4,8 segundos. ¿Velocidad máxima? Un moderado 210 km/h, no por falta de potencia, sino porque monta neumáticos más apropiados para escalar el Everest que para marcar tiempos en el Nürburgring.
Por unos 900.000 euros podrías, en teoría, comprarte una pequeña isla con faro y barca incluidos. Pero no tendrías esto. No tendrías la pick-up de Brabus: una delirante y atronadora oda al exceso. Y, siendo sinceros, ¿quién puede decir cuál sería la mejor historia?