Opel Grandland Hybrid: “Greenovation” en un híbrido suave tradicional
Opel presenta el nuevo Grandland “Hybrid” como un hito en su estrategia de sostenibilidad. Sin embargo, en la práctica se trata de un clásico híbrido suave de 48 voltios cuyo principal objetivo es cumplir con los requisitos europeos para obtener la codiciada etiqueta “Eco” más que electrificar realmente la movilidad.
El sistema de propulsión de 146 caballos combina un pequeño motor eléctrico con un propulsor de gasolina y una caja de cambios automática de doble embrague y seis velocidades. Según el fabricante, el consumo medio es de 5,7 litros a los 100 kilómetros y las emisiones de CO₂ alcanzan los 128 g/km, cifras que quedan lejos de lo que ofrecen los híbridos completos o los eléctricos actuales.
Opel afirma que el Grandland puede circular en modo eléctrico hasta la mitad del tiempo en entornos urbanos, aunque solo si se dan diversas condiciones: nivel de batería, temperatura ambiente y preparación del catalizador deben ser óptimos. No dispone de opción de carga externa ni de un modo completamente eléctrico; la energía se recupera únicamente durante la frenada.
Estéticamente y en el diseño del habitáculo, el Grandland Hybrid luce un aspecto moderno, aunque su tecnología es conservadora. El conductor puede elegir entre los modos Power, Eco y Charge. Opel también incluye el paquete Intellidrive 2.0, con asistentes como el control de crucero adaptativo y la cámara de visión 360 grados, sistemas ya habituales en el segmento C.
El discurso comercial gira en torno al concepto de “Greenovation”, destacando que más de 500 kilos de componentes del vehículo proceden de materiales reciclados o renovables. Es un avance positivo, aunque no cambia el hecho de que el Grandland Hybrid responde más a exigencias normativas que a una revolución tecnológica.
La gama Grandland también ofrece versiones híbridas enchufables y totalmente eléctricas.
