




El nuevo Citroën C3: asequible, cuadrado y decididamente sostenible
Citroën vuelve a demostrar que lo barato no tiene por qué ser feo ni poco inteligente. El nuevo C3 pretende recuperar el espíritu del concept Öli, aquel prototipo que acaparó las miradas en los salones de 2022 y que entonces parecía más una broma interna del departamento de diseño que la base real para un modelo de producción.
El nuevo C3 destaca precisamente por lo que la mayoría de sus rivales han olvidado: líneas verticales, superficies limpias y ángulos evidentes sin complejos. El reciente logotipo ovalado de la marca, clara referencia al Öli, se integra ahora con discreción entre unas parrillas negras y brillantes, en un intento de devolverle a Citroën una personalidad que parecía perdida. El resultado es lo que algunos llamarían robusto, si esa palabra no hubiera sido ya víctima del márketing automovilístico.
El sistema de iluminación no pasa desapercibido: una disposición de LED en tres niveles, con una franja horizontal central y dos "cuchillas" verticales que evocan a un ventilador futurista. Citroën asegura que este diseño no es solo una cuestión estética, sino que mejora la visibilidad y la seguridad, aunque faltan datos independientes que lo respalden. Este lenguaje visual se traslada también a los C4, C4 X y al futuro C5 Aircross.
En el interior, el llamado C-Zen Lounge ofrece un salpicadero horizontal y minimalista, con un proyector Smartband y la posibilidad de utilizar tu propio dispositivo como sistema multimedia. La sencillez es deliberada: "producir menos, ofrecer suficiente". Una filosofía que resulta más honesta que muchos discursos sobre eléctricos, que suelen desembocar en un SUV de 2,5 toneladas.
La misma contención se aprecia en los materiales: componentes reciclados y reciclables, bajo peso y la premisa de no exceder lo necesario. Aquí no hay alquimia publicitaria, sino una sinceridad poco habitual en un mercado donde "verde" suele significar solo otro color más caro en la carta de opciones.
El nuevo C3 parte de los 15.940 euros, situándose en la franja de los eléctricos más asequibles. No busca ser elegante, ni lo necesita, al menos para quienes priorizan la funcionalidad frente al atractivo en redes sociales.
Citroën ha creado un coche que recuerda al público que un vehículo no tiene que ser ni un gadget rodante ni una base de carga con ruedas. A veces basta con que se mueva, cueste poco y no golpee al planeta como un martillo.