GM pisa el freno: la retirada de ayudas a los eléctricos en EE. UU. deja un agujero multimillonario
Según GM, la decisión va mucho más allá de un simple revés temporal en las ventas. Obliga a todo el mercado a reajustarse. La menor demanda implica menos coches eléctricos en la línea de montaje y recortes más profundos en las cuentas. Unos 1.200 millones de dólares se destinarán a reorganizar la producción y el desarrollo, mientras que el resto se absorberá en contratos cancelados y alianzas pospuestas. GM reconoce que las pérdidas podrían aumentar aún más.
Sin embargo, la situación era prometedora hasta hace poco. Entre julio y septiembre, las ventas de eléctricos de GM más que se duplicaron. Chevrolet se convirtió en la segunda marca eléctrica más popular de Estados Unidos, solo por detrás de Tesla, y el Equinox EV fue el modelo que más interés despertó entre los compradores.
La competencia también sufre el golpe. Ford ya había anunciado una depreciación de 400 millones de dólares y una reducción de 1.500 millones en su programa de inversión eléctrica, lo que supone el fin del desarrollo de un gran SUV eléctrico. Stellantis, por su parte, avanza con más cautela y centra su próxima generación de vehículos en una única variante parcialmente electrificada.
Los fabricantes estadounidenses se enfrentan ahora a una pregunta que hasta hace poco parecía teórica: ¿cuánto costará realmente la transición ecológica cuando el Estado deje de intervenir?
