







Fiat y los coches eléctricos: cincuenta años de experimentos, oportunidades perdidas y tomas de conciencia tardías
Aunque hoy Fiat presume de su gama "innovadora y radical" de eléctricos, conviene recordar que la idea de un utilitario a baterías ya estaba sobre la mesa en Italia en 1972. Por desgracia, el X1/23 de entonces acabó como otra pieza de museo en la larga y errática historia de electrificación de la marca.
El X1/23 era más pequeño que un Fiat 500 y, aun así, sorprendentemente ingenioso para su época: un biplaza diseñado por Michelotti con un motor eléctrico de 13,5 CV y 80 kilómetros de autonomía. Perfecto para las ciudades congestionadas de Europa si Fiat se hubiera molestado en producirlo. No lo hizo.
En 1976 la compañía lo intentó de nuevo con el Fiat 126 Vettura Urbana. Ofrecía puertas correderas y una solución compacta para cuatro pasajeros, pero otra vez no hubo paso a la producción en serie. En el terreno eléctrico, Fiat quedó muy por detrás de las iniciativas de Japón o incluso de Francia en esos mismos años.
Solo en los noventa aparecieron los primeros Panda, Cinquecento y Seicento eléctricos bajo la denominación Fiat Elettra. Técnicamente modestos, pesados y con baterías de plomo ácido, aun así llegaron al mercado. Conceptos como el Fiat Downtown de 1993, con puesto de conducción central, bastidor de aluminio y paneles de plástico, sonaban a fantasía de una startup moderna, pero se quedaron en el salón.
En la última década, Fiat por fin ha empezado a fabricar eléctricos en serio. El Fiat 500e ha encontrado éxito en Europa gracias a su diseño y a unas versiones asequibles, aunque su autonomía queda por detrás de muchos rivales. El nuevo Grande Panda EV persigue el mismo atractivo de urbano económico, pero con una batería de 44 kWh y 320 kilómetros declarados por 25.000 euros no ofrece nada que un Dacia Spring o un Renault Twingo no puedan igualar en el mismo tramo de precio.
Algo parecido ocurre con el Fiat 600e, presentado como un polivalente del segmento B "listo para todo". Homologa 400 kilómetros combinados y 600 en ciudad, 156 CV y un 0 a 100 km/h en nueve segundos. Correcto, pero lejos de destacar entre los competidores europeos.
La incursión reciente de Fiat en el coche eléctrico suena más a arrebato pasajero que a un plan sostenido. El medio siglo que va del X1/23 al Grande Panda EV revela que la electrificación nunca fue la prioridad de Fiat, sino una obligación. Y las obligaciones rara vez alumbran algo realmente brillante.