












Ferrari dona un Daytona SP3, pero no sin una agenda oculta
Antes de la Monterey Car Week, Ferrari ha anunciado la producción de un Daytona SP3 adicional, un ejemplar hiperexclusivo “599+1” añadido a una serie ya agotada hace tiempo. El vehículo se subastará con fines benéficos y los fondos se destinarán a los proyectos educativos de la Fundación Ferrari, al menos según la versión oficial.
Fabricado a través del programa Tailor Made, este Daytona SP3 luce un impactante diseño bitono que combina fibra de carbono expuesta con el icónico Giallo Modena, además de detalles interiores realizados con neumáticos reciclados y elementos de carbono inspirados en la Fórmula 1. Porta una insignia especial “599+1”, que subraya tanto su singularidad como el hecho de que, en el fondo, se trata de una reventa disfrazada de ocasión única.
Ferrari presenta esto como un acto de buena voluntad, pero el altruismo genuino resulta difícil de percibir. Cada vez que Ferrari “dona” algo, se asegura cobertura mediática, reaviva el interés de los coleccionistas y refuerza su imagen no solo como fabricante de deportivos, sino también como institución cultural. La caridad aquí no es el objetivo principal, sino el resultado colateral de una maquinaria de relaciones públicas perfectamente engrasada.
Técnicamente, el Daytona SP3 no aporta novedades: sigue montando el V12 de 6,5 litros con 840 caballos y acelera de 0 a 100 km/h en 2,85 segundos. Todo lo que el cliente de Ferrari ya conoce y espera. Pero en el contexto de una subasta benéfica, todo ello se convierte en magia para la reventa. En lugar de presentar un modelo totalmente nuevo, Ferrari permite a sus clientes comprar filantropía, mientras se asegura de que el relato de la marca permanezca inalterado: exclusividad, responsabilidad y, por supuesto, una exigencia absoluta.
Ahora solo queda ver cuántos se apuntan a esta puja impulsada por el marketing. Probablemente, la mayoría no persiga el coche, sino el prestigio asociado a la operación.