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Las fábricas de Jaguar Land Rover siguen paralizadas mientras un ciberataque golpea el emblema automovilístico británico

Autor auto.pub | Publicado el: 24.09.2025

Jaguar Land Rover ha confirmado que la suspensión forzosa de su producción se mantendrá al menos hasta el 1 de octubre. Ha pasado casi un mes desde que el ataque se produjo a principios de septiembre y las líneas de montaje siguen detenidas. Los sistemas se apagaron de inmediato para intentar contener el daño, pero la recuperación completa se aleja cada vez más.

Peor aún, la empresa reconoció dos semanas después de la brecha que parte de sus datos habían caído en manos de delincuentes. Qué información concreta fue sustraída sigue sin revelarse, lo que añade un velo de secretismo a una situación ya de por sí tensa. Las esperanzas de reanudar la producción el 23 de septiembre se desvanecieron y el silencio persiste en las plantas.

De los 33.000 empleados de Jaguar Land Rover, una gran parte permanece en casa mientras la inactividad consume recursos. El exingeniero jefe de Land Rover, Charles Tennant, calcula que la facturación diaria media de JLR ronda los 75 millones de libras, con unas pérdidas de unos 5 millones al día a causa del ataque. La producción está completamente paralizada en Solihull y Halewood, así como en la planta de motores de Wolverhampton, con repercusiones que alcanzan Eslovaquia, China e India.

La gravedad de la crisis ha motivado la intervención del gobierno británico. El secretario de Estado de Negocios, Peter Kyle, y el ministro de Industria, Chris Macdonald, se reunirán con los directivos de JLR para abordar la protección del empleo y limitar el impacto económico.

Para una marca cuyo nombre es sinónimo de lujo e ingeniería británica, el episodio se asemeja más al guion de un thriller cibernético que a la rutina diaria de la producción automovilística. El problema ya no afecta solo a los coches, sino también a la confianza, la seguridad y la incómoda realidad de lo vulnerables que pueden ser incluso los gigantes industriales cuando se les desconecta sin previo aviso.