El presidente francés presenta su nuevo coche. ¡Y es eléctrico!
El pasado 8 de mayo, Emmanuel Macron hizo una aparición pública a bordo del DS N°8 presidencial, un vehículo que combina a la perfección la protección antibalas con un estilo digno de Instagram, sin necesidad de filtros.
El nuevo coche oficial del Estado francés es totalmente eléctrico. No es un híbrido ni una solución a medias enchufable, sino un auténtico vehículo de batería con propulsión eléctrica. Y no se trata de un modesto utilitario, sino de un crossover descapotable, lo que podría sonar a broma de ingenieros, pero sí, existe.
Por fuera, el DS N°8 no se diferencia demasiado del modelo de serie. Salvo, claro está, por los soportes para banderas en las aletas delanteras, las luces LED camufladas en los paragolpes y una parrilla iluminada que brilla con los colores de la bandera francesa. Si parece algo excesivo, es porque realmente lo es.
En cuanto al blindaje, la información es confidencial. Un secreto de Estado. Pero teniendo en cuenta que se trata de un coche ceremonial cuya capota debe retirarse para que Macron salude a la multitud, está claro que aquí no hay espacio para una cápsula blindada de gran grosor. Y, seamos sinceros, la idea de un coche presidencial descapotable y eléctrico es algo que ni el villano de una película de James Bond habría imaginado.
En el interior, el habitáculo se asemeja bastante al de un DS convencional. Al menos hasta que se aprecian los detalles exclusivos y artesanales del salpicadero, realizados especialmente para estar a la altura de la dignidad presidencial. Porque hay que reconocerlo: si eres el presidente de Francia, no te sientas entre plásticos como en un Renault de gama media.
El DS N°8 se fabrica en Italia (probablemente porque ese día Francia estaba de huelga), aunque tanto la batería como los motores son franceses, al igual que los sistemas de blindaje. En cuanto a las prestaciones, no hay datos oficiales. Sin embargo, se estima que cuenta con dos motores eléctricos que suman unos 375 CV y 509 Nm de par, capaces de lanzar este peso pesado democrático de 0 a 100 km/h en 5,4 segundos. La autonomía, según el ciclo WLTP, se sitúa en torno a los 686 km, más que suficiente para ir y volver de Bruselas sin necesidad de recargar ni hacer concesiones.
Vive la révolution, ahora sin emisiones.