





















BMW iX5 Hydrogen: ¿Visión de futuro o simple producto de nicho?
BMW se prepara para lanzar su primer coche de producción impulsado por hidrógeno, pero la duda persiste: ¿es realmente una solución para el futuro o solo una demostración tecnológica sin perspectivas de mercado masivo?
El fabricante alemán ha confirmado que el iX5 Hydrogen, una versión con pila de combustible del conocido SUV X5, llegará al mercado en 2028. Se presenta como un auténtico BMW, prometiendo el dinamismo propio de la marca. Sin embargo, en la práctica, parece más un gesto estratégico para pulir la imagen que un avance tecnológico decisivo.
Desde hace tiempo, BMW defiende su estrategia de “apertura tecnológica”, que permite ofrecer una misma gama con motores de gasolina, diésel, híbridos enchufables, eléctricos de batería o de hidrógeno. A primera vista, esto parece una flexibilidad pensada para el cliente, pero también actúa como salvaguarda ante la incertidumbre, ya que nadie sabe qué tecnología de propulsión dominará dentro de una década.
El proyecto de hidrógeno se apoya en la colaboración de BMW con Toyota y en una pila de combustible de tercera generación. El sistema presume de ser más compacto, potente y eficiente, prometiendo una mayor autonomía. No obstante, BMW sigue sin publicar datos de consumo y emisiones, insistiendo en el carácter prototipo del vehículo.
El propio discurso de la marca deja claro que la verdadera batalla no está en el coche, sino en la infraestructura. A través de la iniciativa HyMoS, BMW aspira a acelerar el despliegue de redes de repostaje de hidrógeno, inicialmente en Alemania y Francia. Sin embargo, este sigue siendo el talón de Aquiles de la movilidad con pila de combustible. Sin una red densa y fiable de estaciones, el iX5 Hydrogen corre el riesgo de quedarse en un simple escaparate para notas de prensa y presentaciones a clientes.
Los críticos sostienen desde hace tiempo que el hidrógeno encaja mejor en el transporte pesado que en los SUV suburbanos. Los coches eléctricos de batería ya están consolidados en el mercado, bajan de precio y se benefician de una red de carga en rápida expansión. Los turismos de hidrógeno siguen siendo una opción de lujo, cuya viabilidad depende más de subvenciones y voluntad política que de la lógica del mercado.
Así, el iX5 Hydrogen es menos una revolución que una forma de seguro estratégico para BMW. A menos que la infraestructura de hidrógeno se desarrolle a gran escala, el papel práctico del modelo seguirá siendo marginal. Aun así, BMW puede afirmar con razón que cubre todas las opciones y, en el mercado actual, esa versatilidad comercial puede resultar más valiosa que un salto tecnológico real.