Bentley ‘The Black Rose’ Batur: Un Depredador Coronado en Oro
Al igual que la correa del reloj de James Bond o el picaporte de un palacio real, el Bentley Batur ha recibido un toque que lo distingue de lo ordinario: oro rosa macizo de 18 quilates. Un detalle tan innecesario como el bordado en la bata de un multimillonario, pero precisamente eso lo hace perfecto.
Una creación de Bentley y Mulliner, este modelo ultra-exclusivo lleva el nombre de The Black Rose—un apodo tan evocador como el propio automóvil. Olvídate de lo ostentoso; aquí, 210 gramos de metal precioso, recuperados de joyas antiguas, se han impreso en 3D para formar el selector de marchas, las manijas de las ventilaciones de aire y elegantes detalles en el volante. En esencia, este coche lleva consigo un trozo de historia—quizás incluso el anillo de bodas de un aristócrata olvidado.
Su pintura Black Rose brilla como el cielo a medianoche, mientras que atrevidos detalles en dorado adornan la parrilla, las tomas de aire e incluso las llantas de 23 pulgadas. Y para que no pienses que se trata solo de estética, estos llamativos acentos dorados no hacen más que destacar la imponente presencia de los enormes frenos carbono-cerámicos.
En el interior, la cabina es un santuario revestido en cuero negro Beluga y tweed gris oscuro, un verdadero emblema de Bentley. Incluso la chapa de madera está acabada en Black Rose, asegurando que el conductor se sienta menos como si estuviera manejando un coche y más como si estuviera disfrutando de un whisky en un estudio revestido de caoba.
Bajo el capó se encuentra el motor W12 biturbo de 6.0 litros, ajustado para desatar 750 caballos de fuerza y 1,000 Nm de torque. Cada elemento—turbo, admisión, refrigeración—ha sido afinado con precisión quirúrgica, garantizando un manejo suave y sin esfuerzo... a menos que te atrevas a pisar el acelerador. Entonces, la fuerza brutal podría casi medirse en la desesperación de las agencias medioambientales de todo el mundo.
El Batur no es solo un gran turismo; es una obra maestra de ingeniería. Cuenta con suspensión neumática de tres cámaras adaptativa, estabilizadores electromecánicos, diferencial de deslizamiento limitado electrónico, dirección en las cuatro ruedas y vectorización de par. ¿El resultado? Un coche que, a pesar de su imponente presencia, toma las curvas con la agilidad de un millonario de mediana edad intentando impresionar a su acompañante mucho más joven.
Con solo 18 unidades, todas vendidas antes de su presentación oficial, ser propietario tiene un precio: al menos £1.65 millones. Eso es aproximadamente lo que cuesta una buena casa en las afueras de Londres.
Pero seamos sinceros: si tienes ese dinero, no quieres una casa en los suburbios de Londres. Quieres The Black Rose, un auto que no necesita presentación, porque una sola mirada lo dice todo: soy un Bentley, y tú no.
