
El auge dorado de China en Rusia llega a su fin
Durante un tiempo, Rusia fue una auténtica mina de oro para los fabricantes chinos de automóviles, un mercado en auge donde los beneficios crecían como la levadura en un horno cálido. Pero parece que ese momento ha terminado. Según varios periodistas chinos que han analizado los últimos acontecimientos, la fiesta ha llegado a su fin—al menos por ahora.
En 2024, Chery vendió el 44 por ciento de sus vehículos fuera de China, y su destino más relevante no fue Estados Unidos ni Europa, sino Rusia. Sin embargo, ese refugio antes tan seguro empieza a mostrar grietas. Nuevos impuestos, inestabilidad política y la presión de potencias occidentales están llevando incluso a gigantes como Chery a replantearse su presencia. De hecho, la compañía ha comenzado a reducir discretamente sus operaciones en Rusia, como un barco que vira a tiempo para esquivar la tormenta que se avecina.
Los medios chinos apenas mencionan las maniobras entre bastidores—rebranding, cambio de modelos bajo nuevos nombres—pero el cambio de estrategia es evidente. ¿El nuevo plan? Apostar primero por los híbridos y, sólo después, lanzar los coches eléctricos.
La estrategia de Chery difiere de la de competidores como BYD, aunque los resultados hablan por sí solos. Marcas como Omoda y Jaecoo, prácticamente desconocidas hasta hace poco, han irrumpido con fuerza en el mercado europeo. En marzo de 2025, Chery vendió 3.000 Omoda 5 de gasolina y 600 E5 eléctricos. No está nada mal para una empresa que, hasta hace poco, era irrelevante para los compradores europeos. Omoda incluso se coló entre las 50 marcas de coches más vendidas de Europa, superando a Xpeng, un fabricante que lleva años luchando en el continente.
Los periodistas chinos llegan a una conclusión sencilla: Chery es una marca a seguir de cerca. Si logran afianzarse en Europa, el resto haría bien en estudiar su estrategia. En cuanto a Rusia, los concesionarios siguen abiertos, pero las cajas registradoras ya no suenan con la misma fuerza.