
El buque insignia eléctrico de Audi funciona con Huawei y pone en alerta a la seguridad occidental
Audi ya no puede ocultar que su nuevo buque insignia eléctrico, el Q6L e-tron, llega no solo con ingeniería de vanguardia, sino también con una importante carga política. En el núcleo de la inteligencia de este vehículo se encuentra nada menos que Huawei, el gigante tecnológico chino cuyo nombre provoca alergias inmediatas entre las agencias de seguridad occidentales.
El Q6L e-tron, fruto de la colaboración entre FAW y Volkswagen y construido sobre la plataforma PPE de Porsche-Audi, combina la excelencia técnica alemana con la sofisticación del software chino. No es precisamente un coche modesto: mide 4,88 metros de largo y casi dos de ancho, con una distancia entre ejes de 2,99 metros, todo un crucero eléctrico que representa el estándar de la movilidad moderna.
Pero el auténtico titular no está en su chasis ni en su batería, sino en su cerebro. Huawei suministra los servicios integrados del coche y sus capacidades de conducción autónoma. El sistema Qiankun observa el entorno a través de una red de 13 cámaras, 12 sensores ultrasónicos y 5 radares de onda milimétrica. Parece ciencia ficción, pero ya es realidad, al menos en China. Allí es donde el Q6L e-tron verá la luz primero, aunque la expansión a otros mercados sigue siendo una posibilidad.
Y ahí está el problema. Huawei es persona non grata en Occidente, incluida en la lista negra de Estados Unidos, y cualquier colaboración con la firma puede generar más quebraderos de cabeza geopolíticos que beneficios. La filial china de Audi no parece preocuparse. Es más, BMW también ha mostrado interés por Huawei, lo que sugiere que los fabricantes alemanes de lujo están acercándose discretamente al gigante chino del software.
¿Llegará alguna vez esta tecnología a Europa o Estados Unidos? Altamente improbable.
Las reservas para el Q6L e-tron ya están abiertas, aunque los precios siguen siendo un misterio. La presentación oficial se espera para este verano. Y si alguien aún piensa que los coches son solo metal y ruedas, este modelo deja claro que también son política, vigilancia y centros neurálgicos digitales.