¿Una renovación sutil o solo un Vantage ligeramente más ruidoso?
Aston Martin ha presentado el nuevo Vantage S, que teóricamente representa una versión más afinada y ágil del ya atlético Vantage. Sobre el papel, esto se traduce en un modesto aumento de 15 caballos de potencia, alcanzando los 680 en total gracias a su motor V8 biturbo de cuatro litros, y una mejora de una décima de segundo en la aceleración de 0 a 100 km/h. Sí, 3,4 segundos es una cifra impresionante, pero ¿realmente esa décima de segundo se nota en el uso diario?
El par motor permanece intacto en 800 Nm, igual que la caja automática ZF de ocho velocidades y la tracción trasera. La velocidad máxima, 325 km/h, tampoco supone un salto dramático. Más bien parece una pista conocida, revisada con algunos retoques visuales: tomas de aire en el capó, detalles en rojo, un nuevo alerón trasero y algo más de carga aerodinámica, que ahora suma 111 kilogramos en total. Si esto suena a una gran evolución técnica, conviene respirar hondo y volver a leer.
La suspensión ha recibido ciertos ajustes: muelles traseros más suaves, un eje delantero más reactivo y el subchasis trasero ahora atornillado directamente, sin silentblocks de goma. En teoría, esto debería traducirse en una conducción más inmediata y sensitiva.
En el interior, las mejoras son más estéticas que estructurales: asientos bordados con el logo Vantage S, llantas negras y rojas de 21 pulgadas y, como opción, un botón selector de modo de conducción en rojo.
Las entregas comenzarán a finales de este año. ¿El precio? Aún no se ha anunciado, aunque está claro que la austeridad no formó parte del planteamiento. El Vantage S se estrenará en el único lugar donde todas las fotos son impecables y hasta el polvo parece coreografiado: el Festival de la Velocidad de Goodwood.
