Jaguar despide a su jefe de diseño tras el polémico Type 00
Jaguar Land Rover ha dado un giro tan brusco como revelador. Gerry McGovern, el hombre que definió el diseño de los lujosos todoterrenos británicos durante más de dos décadas, fue destituido justo cuando su creación más provocadora acaparaba los focos. Un día dirigía el departamento de diseño, al siguiente le ordenaron vaciar su despacho. El Jaguar Type 00, concebido como manifiesto del futuro eléctrico de la marca, marcó el punto de ruptura. El despido de McGovern sacó a la luz tensiones largamente latentes.
Según Autocar, McGovern fue despedido en un día en que aún figuraba oficialmente al mando. No hubo explicaciones y la empresa guardó silencio. Fuentes internas de JLR describen una decisión rápida y controlada, impulsada por Pathamadai Balachandran Balaji, quien asumió como director ejecutivo apenas unas semanas antes. Con 32 años en Tata Motors, la llegada de Balaji dejaba claro que la libertad creativa absoluta ya no definiría la nueva etapa.
Durante sus 21 años en la casa, McGovern firmó varias generaciones icónicas del Range Rover y el aclamado Defender. Pero fue su apuesta más arriesgada, el Type 00, la que tensó la cuerda más allá de lo tolerable.
Jaguar presentó el Type 00 a finales del año pasado como parte de una ambiciosa renovación de marca. Lemas como copy nothing y delete ordinary anunciaban un salto radical hacia el lujo eléctrico. El concept, de silueta fastback alargada, prescindía de la luneta trasera en favor de cámaras y lucía puertas de apertura vertical. El interior, con elementos estructurales de latón y asientos flotantes, buscaba transmitir calma futurista y artesanal. Pretendía ser una declaración de confianza. Para muchos jaguaristas de toda la vida, fue más bien una despedida de todo lo que la marca representaba.
Auto Express y The Guardian calificaron la reacción como uno de los mayores reveses de Jaguar en años. Los fieles vieron el diseño como algo ajeno, algunos críticos lo tacharon de error de marketing. Business Insider señaló que la nueva identidad ya había generado confusión, pues Jaguar la presentó sin mostrar un solo coche nuevo. El Type 00 llenó ese vacío por un instante, pero agudizó la división.
Días después, hasta el expresidente estadounidense Donald Trump opinó en redes sociales, añadiendo una dosis de polémica que llevó el asunto mucho más allá del mundillo automovilístico.
El nuevo CEO de JLR prefiere claramente otro ritmo. La disciplina financiera gana peso y el apetito por riesgos estilísticos se enfría. Varios empleados sugieren que la sede de Tata ya estaba incómoda con el Type 00 y quería que Jaguar tomara un rumbo más seguro y predecible.
Jaguar se prepara para abandonar su gama tradicional y lanzarse a una era eléctrica ultralujosa. Ese camino no se pavimentará con experimentos exóticos que diluyan la identidad de la marca. La salida de McGovern fue la señal necesaria de que la estrategia, y no el instinto, marcará el futuro.
La encrucijada de Jaguar refleja una tensión más amplia en el mundo del lujo automotriz. Mercedes y BMW electrifican con cautela, sin soltar del todo las formas conocidas. Jaguar intentó la revolución y descubrió que su capital cultural quizá no da para tanto. El despido de McGovern demuestra que, en la era eléctrica, el rumbo lo marca menos la osadía artística y más la estrategia calculada. El rostro que adoptará Jaguar ahora es tan intrigante como inquietante.