“Uf, qué suerte”, pensó el motorista. “Hoy no”, pensó el conductor

Para el motorista, toda la escena se desarrolló como algo sacado de una película de acción mal rodada. En la cabeza del conductor, sin embargo, era probablemente otra película por completo, entendida solo por el protagonista y su marcha atrás a destiempo, que entró más rápido que un mosquito veraniego por una ventana abierta. El conductor quizá pretendía una cosa, pero, como tantas veces, salió otra muy distinta.