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TVR Griffith

TVR resucita: nuevo dueño, ¿nuevo futuro?

Autor auto.pub | Publicado el: 14.11.2025

Uno de los nombres más pintorescos del automovilismo británico estuvo a punto de cerrar sus puertas para siempre, pero una nueva oportunidad se asoma en el horizonte. Según Car Throttle, TVR ha pasado a formar parte de Charge Holdings, un grupo enfocado en marcas especializadas de bajo volumen, un movimiento que podría finalmente dar vida al largamente estancado proyecto Griffith.

TVR presentó el nuevo Griffith en 2017 con promesas de regresar a su estilo crudo y centrado en el conductor. El coche prometía una combinación de potencia V8 clásica y tecnología moderna. La realidad fue mucho menos romántica. Problemas financieros, ejecutivos que abandonaron el barco y planes de producción que cambiaban constantemente impidieron que algún cliente recibiera su coche.

En 2019, la empresa aseguró que la producción en Gales alcanzaría las dos mil unidades al año. El dinero se esfumó, la dirección se marchó y nada sucedió. TVR ni siquiera presentó sus cuentas de 2024, dejando a la marca al borde de la desaparición.

Charge Holdings, que también incluye a Charge Cars, fabricante de restomods eléctricos, busca crear un grupo boutique de manufactura con varias etiquetas diferenciadas. TVR asumirá el papel de tradicionalista, apoyado en la artesanía británica, un carácter provocador y un motor que sigue funcionando con gasolina en vez de electrones. El nuevo Griffith se mantiene fiel a la combustión. El prototipo utilizó un V8 Ford de cinco litros afinado por Cosworth hasta unos quinientos caballos.

El rescate de TVR bajo Charge es un momento revelador para toda la industria de producción limitada. La mayoría de los fabricantes de nicho se inclinan hacia la electrificación, mientras TVR se aferra a su pulso analógico. Todo depende ahora de si el nuevo propietario logra lo que los anteriores no pudieron: convertir una promesa eterna en una línea de producción real.

Si lo consiguen, TVR podría devolverle al deportivo británico la dosis de valentía y olor a gasolina que tanto le falta. Si fracasan, el Griffith será otro capítulo en la historia conocida donde las promesas siempre rugieron más que el motor.