Tesla Model X pierde 190 kilos en diez años
El SUV eléctrico más grande de Tesla demuestra que el peso de un coche puede reducirse en una década en vez de aumentar. El Model X 2026 pesa más de 180 kilogramos menos que la versión de 2016. El ingeniero jefe Lars Moravy atribuye la cifra más baja a actualizaciones constantes en la estructura. El resultado es una mayor autonomía y un comportamiento más ágil, cualidades que devuelven al Model X su ventaja frente a los rivales.
Los ingenieros de Tesla han afinado el Model X a conciencia y la dieta se ha repartido por todos los rincones del coche. Un nuevo módulo de tracción trasera ha recortado unos 45 kilos. Las celdas de batería de última generación han ahorrado cerca de 40 kilos. Los cables de alta tensión, ahora más cortos, han quitado otros 20 kilos. Las técnicas de fundición de aluminio revisadas han reducido el peso del chasis en unos 9 kilos. Los materiales interiores, más delgados, han eliminado alrededor de 36 kilos. Incluso los detalles cuentan: los anclajes de los cinturones de seguridad pesan 2,7 kilos menos y el ajuste en el grosor de algunas piezas plásticas ha restado otros dos kilos.
Lo habitual en los coches eléctricos es que engorden con los años, porque los sistemas de seguridad y confort no dejan de crecer. Tesla ha optado por el camino contrario y eso es un logro técnico digno de mención. La rebaja de peso del Model X demuestra que la marca busca activamente formas de hacer sus eléctricos más eficientes sin sacrificar confort ni tecnología. Mientras muchos rivales apuestan por baterías cada vez más grandes, Tesla prefiere materiales inteligentes y una ingeniería más limpia. Es una estrategia que podría empujar al mercado en otra dirección, porque un coche más ligero ofrece mejor autonomía y consume menos energía sin necesidad de montar una batería mastodóntica.