Škoda revive un sedán de culto de los sesenta con sorprendente frescura
El equipo de diseño de Škoda vuelve a plantearse una vieja pregunta: ¿cómo sería un modelo clásico si naciera hoy? Esta vez han rescatado la Serie 100, el sedán que conquistó buena parte de Europa del Este y se convirtió en el primer Škoda en superar el millón de unidades fabricadas. El coche ha vuelto a la vida, aunque solo en formato digital.
El autor del proyecto, Martin Paclt, diseñador senior de Škoda y responsable de modelos como Enyaq, Karoq, Kamiq y Kodiaq, confiesa que recuerda la Serie 100 desde su infancia, lo que la convirtió en una elección natural. Mantuvo la silueta rectilínea y las proporciones clásicas, sello de los sedanes europeos de finales de los sesenta, pero tejió sobre ellas el lenguaje de diseño Modern Solid de Škoda.
El render recibe al espectador con un capó esculpido y una banda luminosa que recorre todo el frontal. El mismo motivo se repite en la zaga, que ha sido completamente reinterpretada. Una toma de aire en el techo y salidas en las aletas traseras rinden homenaje a la época en que los sedanes de Škoda llevaban el motor detrás del habitáculo. Paclt decidió que una Serie 100 moderna también alojaría su motor eléctrico en esa zona. Por eso la parrilla se ha reducido y el equilibrio general del coche ha cambiado. Según él, este sedán sería incluso más ancho que el actual Superb, una pista de que su visión apunta a un gran turismo eléctrico y no a un utilitario compacto.
El Škoda 100 original entró en producción en 1969 y se mantuvo en la línea hasta 1977. En ese tiempo se fabricaron 1 079 708 unidades. Montaba un motor de un litro con 47 caballos. El 110 subía a 53 y la versión LS llegaba a 63. Hoy esas cifras provocan una sonrisa, aunque nostálgica, porque estos coches enseñaron a toda una generación lo que era la movilidad independiente.
El nuevo estudio de diseño de Škoda muestra cómo los fabricantes reinterpretan su herencia con una mirada al futuro. El Grupo Volkswagen ha seguido un camino similar con el ID Buzz, que resucitó una furgoneta icónica en versión eléctrica. La decisión de Škoda de reimaginar un sedán responde al mismo instinto: subrayar la identidad nacional y demostrar que Modern Solid es más que una moda estética. Es un diálogo con el pasado. Proyectos así quizá no anticipen una producción inmediata, pero sí moldean la voz de la marca y confirman que la nostalgia tiene cabida en la era eléctrica.