Renault fabricará los próximos eléctricos de Ford en Francia
Renault y Ford sacudieron hoy la industria automotriz con un anuncio que pocos anticipaban. El fabricante francés confirmó que producirá los próximos modelos eléctricos compactos del gigante estadounidense. El diseño y los emblemas seguirán siendo Ford, pero la base técnica, la plataforma y la fabricación se trasladan de forma decisiva a Francia.
Renault afirma que ensamblará dos nuevos coches eléctricos de Ford sobre su arquitectura Ampere, una plataforma que se divide en varias variantes. La AmpR Small ya sirve de base para el Renault 4 E Tech y el nuevo Twingo eléctrico. La AmpR Medium sustenta modelos como el Megane E Tech, el Nissan Ariya y el proyecto Alpine A390. Esta plataforma deja de ser una simple nota técnica: ahora refleja la ambición de Renault de exportar su avance y atraer a una Ford tradicionalmente independiente a su órbita.
El primer modelo conjunto debería llegar a la línea de producción en 2028. Las dimensiones, las opciones de batería y los detalles del tren motriz siguen siendo un misterio. Todavía no está claro si Ford apostará por urbanos minimalistas o por pequeños crossovers con un toque deportivo.
La colaboración va mucho más allá de los eléctricos compactos. El punto fuerte de Ford en Europa son los vehículos comerciales, y ahí es donde los intereses de ambas marcas se cruzan con mayor claridad. Un memorando de entendimiento recién firmado les permite explorar el desarrollo y la producción conjunta de vehículos comerciales ligeros eléctricos. Cada marca mantendrá su identidad, aunque gran parte de la tecnología será compartida. Así, se reparten costes y se acelera la transición hacia vehículos de trabajo eléctricos.
Mientras tanto, ambas compañías siguen adelante con sus propios proyectos. Ford presentó recientemente los camiones eléctricos F Line E, con hasta 300 kilómetros de autonomía y una velocidad máxima de 90 km/h. Renault, por su parte, prepara el inicio de la producción de la Trafic E Tech Electric en 2026, una furgoneta que promete unos 450 kilómetros por carga y que apunta a empresas europeas que buscan una alternativa más limpia para la logística urbana.
Ford y Renault se han encontrado en un momento en el que los fabricantes chinos presionan los precios a la baja y los políticos europeos buscan mantener la producción en casa. Ahora, ambas marcas sellan un pacto que devuelve la fabricación a Europa, se apoya en la ingeniería francesa y preserva la identidad visual que esperan los clientes de Ford.
Este movimiento va más allá de dos empresas. Es una señal de que el coste de desarrollar coches eléctricos ha subido tanto que incluso los grandes necesitan aliados. Si la cooperación funciona, pronto las fábricas europeas podrían llenarse de modelos nacidos en la encrucijada de dos culturas automovilísticas muy distintas.