Incendio y naufragio: un buque con 3.000 coches se hunde en el Pacífico
El 23 de junio, el enorme buque portacoches Morning Midas desapareció bajo las aguas del Pacífico, llevándose consigo más de 3.000 vehículos nuevos, muchos de ellos eléctricos. El barco navegaba desde China rumbo a México, pero su travesía terminó de manera abrupta y dramática.
Tres semanas antes, se desató un incendio a bordo, cuyo origen se localizó en la cubierta donde estaban almacenados los coches eléctricos. Aún se desconoce qué se encendió primero, pero el desenlace resulta tan evidente como trágico: el carguero y su contenido se perdieron en el océano.
La tripulación luchó para salvar el buque, aunque en la madrugada del 2 de junio la situación se tornó insostenible. Tras varios intentos fallidos de extinguir el fuego, el Morning Midas fue abandonado y dejado a su suerte en aguas internacionales cerca de las islas Aleutianas.
Entre la carga figuraban unos 800 coches eléctricos, incluyendo modelos de los fabricantes chinos Chery y Great Wall según los informes. También viajaban a bordo varios Buick Envision, fabricados por la empresa conjunta SAIC-GM en Yantai, China, el mismo puerto desde el que partió el desafortunado trayecto.
Para evitar una catástrofe ambiental, actualmente dos remolcadores especializados vigilan la zona en busca de fugas o restos de vehículos flotantes. Además, un buque de control de la contaminación ha sido enviado como medida preventiva, ya que el comportamiento de las baterías bajo el mar es incierto.
Este incidente recuerda una realidad incontestable: las baterías de litio no son precisamente inofensivas. Cuando fallan, lo hacen de forma espectacular y peligrosa, generando incendios difíciles de controlar.
El Morning Midas no ha sido el primero y probablemente no será el último. Sin embargo, las consecuencias de este siniestro, o mejor dicho, lo que ya no queda de él, supondrán un coste considerable. No solo para la empresa logística, sino también para la idea de que transportar miles de vehículos eléctricos en un solo carguero es una operación rutinaria y exenta de riesgos. En ocasiones, estos coches terminan su viaje antes de pisar siquiera el asfalto.
