Gunther Werks desafía a Porsche con su garantía
El taller californiano Gunther Werks vuelve a demostrar que su vínculo con los Porsche clásicos va mucho más allá de la restauración. Tras finalizar el último ejemplar de su legendario 911 (993) Speedster, la empresa anunció una jugada audaz: todos sus coches contarán ahora con una garantía de cinco años o 160.000 kilómetros.
Para ponerlo en perspectiva, la propia garantía de fábrica de Porsche en Estados Unidos cubre solo cuatro años o 80.000 kilómetros. Gunther Werks, al parecer, confía más en su trabajo que la mismísima Stuttgart.
Confianza forjada en carbono y aluminio
El fundador Peter Nam explicó que la decisión nace de una fe absoluta en la ingeniería y la calidad de construcción de la firma. En un gesto notable, la nueva garantía también se aplica de forma retroactiva a todos los Gunther Werks ya entregados a clientes.
El Speedster de Gunther Werks parte del Porsche 911 (993), la última generación refrigerada por aire. El taller lo ha reinventado como una escultura descapotable de precisión y pasión. Cada unidad presume de una carrocería completamente rediseñada, interior artesanal y un bóxer atmosférico de 4.0 litros afinado para superar los 440 caballos. La suspensión adaptativa aporta precisión moderna a un chasis con alma noventera.
Solo se fabricaron 25 ejemplares, cada uno con un precio mínimo de 850.000 dólares (unos 795.000 euros). Presentado en 2021, el Speedster se agotó antes de que terminara la producción, prueba del culto que Gunther Werks despierta entre los puristas de Porsche.
Cuando los pequeños desafían a los gigantes
La decisión de Gunther Werks pone en evidencia un cambio silencioso en el mundo del automóvil. Los talleres pequeños y obsesivos ya pueden ofrecer garantías que los grandes fabricantes no se atreven a igualar. Mientras Porsche mide la confianza en cifras, Gunther Werks la mide en precisión artesanal y responsabilidad.
Esta garantía extendida es más que una promesa al cliente; es una declaración de principios. El verdadero lujo, sugiere Gunther Werks, no se define por el precio o la exclusividad, sino por la voluntad de respaldar cada detalle, incluso indefinidamente si hace falta.