Ford podría desconectar la F-150 Lightning
El mercado estadounidense de pick-ups eléctricas podría perder pronto a una de sus pocas estrellas genuinas. El consejo de administración de Ford estaría debatiendo si poner fin a la producción de la F-150 Lightning, la camioneta que alguna vez fue símbolo de la era eléctrica. Lo que pretendía ser la gran apuesta eléctrica de Ford ha resultado demasiado caro de fabricar y la demanda ya no justifica el coste.
La F-150 Lightning sigue siendo la pick-up eléctrica más vendida en Estados Unidos, pero ese título ya no consuela a nadie. En el tercer trimestre de 2024, apenas poco más de 10.000 unidades encontraron comprador. Las ventas anuales rondan las 23.000 unidades, una cifra ridícula frente al desempeño del Mustang convencional. A este ritmo, la Lightning no cubre ni los costes de producción, mucho menos genera beneficios. Según varios informes, la dirección de Ford ya ha ordenado una pausa temporal en la producción y sopesa seriamente no reanudarla nunca más.
Las fuentes apuntan a que Ford quiere centrarse en modelos que realmente dejen dinero, especialmente las variantes de la F-150 con motor de gasolina, mucho más sencillas y baratas de fabricar. La Lightning exige tecnología de baterías costosa, líneas de ensamblaje exclusivas y controles de calidad más estrictos, todo lo cual devora los márgenes. The Wall Street Journal señala que la decisión final podría llegar en cuestión de meses.
Ford no es la única que tropieza. General Motors también se ha visto obligada a replantear sus planes para pick-ups eléctricas, ya que las ventas de la Chevrolet Silverado EV son aún más flojas, con solo 9.400 unidades en el mismo trimestre. En octubre, GM anunció recortes de personal y cierres de fábricas, citando una “demanda inesperadamente baja en el segmento eléctrico”.
Si la F-150 Lightning está realmente cerca de su final, sería una retirada simbólica en la revolución eléctrica estadounidense. Hace apenas unos años, Ford prometía convertir la Lightning en la “pick-up eléctrica del pueblo”. Ese sueño parece haberse estrellado contra la realidad: precios altos, infraestructura limitada y una clientela conservadora. Si Ford decide desconectarla, será una admisión dolorosa pero honesta de que las revoluciones no se decretan por arte de magia. Y quizá, fiel a su estilo pragmático, Ford solo esté tomando impulso para que la próxima generación de baterías devuelva a la Lightning a la carretera en un segundo acto, esta vez realmente electrizante.