Citroën ELO: El monovolumen eléctrico que desafía el espacio
El último destello de creatividad de Citroën, el concepto ELO, demuestra hasta dónde puede llegar un monovolumen eléctrico compacto en su ambición por el confort. Mide apenas 4,1 metros, pero la marca francesa asegura que puede acomodar a seis personas y transformarse en una mini suite o en un cine rodante con solo unos rápidos ajustes interiores. La primera impresión roza lo cómico, como si alguien hubiera leído el manual del futuro automovilístico y decidido que los límites son opcionales.
El nombre ELO surge de las letras centrales de descanso, juego y trabajo. Citroën afirma que el concepto abarca las tres facetas, y por una vez el departamento de marketing no exagera. El coche realmente permite a sus ocupantes relajarse, divertirse y ser productivos.
Con 4,1 metros de longitud, el ELO recuerda al antiguo C3 Picasso, pero ahí termina el parecido. Sus enormes llantas de 21 pulgadas, la carrocería sin capó y la silueta acristalada lo sitúan en otra dimensión. Las puertas correderas, de formas cuadradas, abren el habitáculo de tal manera que parece más un salón que un coche. Los faros están fuera de los paneles de la carrocería y las llantas lucen patrones dignos de una galería de arte. Incluso los emblemas brillan con una luz suave y contemporánea.
El interior del ELO ofrece más espacio y flexibilidad para seis ocupantes de lo que sugieren las cifras. El asiento del conductor está en el centro y puede girar 180 grados. Los asientos adyacentes se pueden retirar por completo cuando el habitáculo debe convertirse en estudio o cuando la familia quiere organizar una noche de juegos de mesa. El sofá trasero, con capacidad para tres personas, se transforma en una cama compacta gracias a un compresor integrado que infla los colchones de aire. Si se mantiene en posición vertical, los pasajeros pueden disfrutar de una sesión de cine frente a una pantalla que se despliega del panel trasero, siempre que la batería lo permita.
Pensado como espacio habitable móvil, Citroën ha instalado un volante de un solo radio. Los instrumentos tradicionales desaparecen en favor de una pantalla transparente proyectada cerca del parabrisas. Los objetos pequeños encuentran su sitio en los huecos de las puertas y paredes laterales, más abundantes que en algunos pisos urbanos.
Goodyear ha creado neumáticos especiales para el ELO. Su agarre y desgaste se gestionan mediante una app y se adaptan a diferentes superficies. Indicadores de color en las llantas muestran los cambios de presión. Por ahora son solo un ejercicio de diseño, pero encajan con la audacia del vehículo. Citroën mantiene en secreto el sistema de propulsión eléctrica y los detalles de baterías y motores, como si esperara sorprender en el Salón de Bruselas de 2026.
El Volkswagen ID Buzz es, por ahora, la alternativa más cercana a esta filosofía, aunque el ELO se adentra aún más en el terreno conceptual. Los fabricantes buscan nuevas soluciones de espacio en el segmento de los eléctricos compactos, donde las cifras técnicas tienden a confundirse. Si Citroën lleva siquiera una parte de las ideas del ELO a la producción, el mercado podría ganar un contraste intrigante: modelos compactos e inteligentes que ofrecen confort sin recurrir a carrocerías gigantes.
El ELO deja claro que Citroën no se rige por hojas de cálculo ni por la lógica ingenieril más rígida. Aquí las ideas respiran. Y, a juzgar por las reacciones, muchos harán cola para asomarse a esta burbuja del futuro.