Bentley reinventa la pintura: 56 horas de artesanía
En Monterey, Bentley presentó una nueva muestra de lujo: "Ombre by Mulliner". Este acabado de carrocería, aplicado a mano, transiciona suavemente de un tono a otro, como si el coche hubiera atravesado un filtro fotográfico. El primer modelo en lucirlo fue el nuevo Continental GT Speed, con el frontal en Topaz, la zaga en Windsor Blue y el resto de la carrocería fundiéndose gradualmente entre ambos colores.
El proceso requiere unas 56 horas de trabajo por parte de dos pintores expertos y se asemeja más a la alquimia cromática que a una tarea industrial convencional. Cada vehículo es, en teoría, único, aunque existen límites, ya que no todos los tonos pueden mezclarse de forma convincente. La paleta de colores está previamente aprobada por los curadores de Mulliner.
En el interior, el Bespoke Studio extiende el mismo degradado: los asientos delanteros, el volante y el salpicadero brillan en Topaz, mientras que la parte trasera se desvanece en Beluga. Las costuras y ribetes incorporan un acento Dragonfly, un detalle final que parece añadido solo para elevar aún más la complejidad.
Más allá de la destreza cromática, el coche incluye la pantalla giratoria de Bentley, un sistema de sonido Naim y un paquete interior Dark Chrome, elementos que acompañan al Continental GT de cuarta generación, al menos en las versiones destinadas a quienes no se conforman con una pintura metálica convencional.
Los acabados ombre de Mulliner, disponibles en tres variantes oficiales, ya pueden solicitarse en toda la red de concesionarios Bentley. Para quienes buscan un coche que no sea simplemente azul o gris, sino "perfectamente difuminado", por fin existe un código en el catálogo que lo hace posible.
