Alfa y Maserati: Dos leyendas italianas forzadas a una unión por necesidad

Cuando se trata de marcas automovilísticas capaces de acelerar el pulso y de hacer que incluso el conductor más tranquilo se sienta tentado a pisar el acelerador en mitad de la autopista, Alfa Romeo y Maserati son los nombres que encabezan la lista. Sin embargo, ambas atraviesan momentos difíciles, no solo luchando por mantenerse a flote, sino al borde de desaparecer por completo.

Para sobrevivir, se ven obligadas a compartir mesa, tomar lápiz y papel y diseñar juntas su futuro. Su plan de salvación no consiste en una simple reanimación, sino en una transformación radical que deje atrás lo antiguo y apueste por crear algo nuevo a través de tecnología compartida y una estrategia común.

Detrás de todo esto se encuentra Santo Ficili, responsable de ambas marcas, quien habló con notable franqueza ante periodistas de Australia y Asia: la búsqueda de una simbiosis debe comenzar. No se trata aún de una fusión formal, pero sí implica que los coches se desarrollarán sobre las mismas plataformas, compartirán sistemas y probablemente habrá un flujo constante de colaboración entre las fábricas de ambas marcas.

Ficili recalcó que el desarrollo conjunto de productos es uno de los pilares fundamentales de este plan. No es una promesa vaga, sino un plan de acción concreto que tomará forma oficial el 23 de junio. Pero los desafíos no terminan ahí: toda la estructura organizativa y la red de concesionarios también deberán ser replanteadas.

Las cifras de ventas actuales son contundentes. Maserati redujo sus ventas a la mitad el año pasado. Alfa Romeo terminó el año con una caída de casi un veinte por ciento. Para comparar: Alfa vende ahora la mitad de coches que en 2018.

Y por si fuera poco, está el problema aduanero estadounidense. Los aranceles impuestos durante el mandato de Trump han afectado especialmente a estas dos marcas: aproximadamente un tercio de las ventas de Maserati y un 15% de las de Alfa Romeo proceden de Estados Unidos.