
Las emisiones de carbono alcanzan un récord histórico mientras la transición verde se desvía
Las emisiones globales de gases de efecto invernadero han llegado a un máximo histórico en 2024, alcanzando los 40,8 mil millones de toneladas de CO₂ equivalente, medio millón más que el año anterior. Así lo revela el último informe del Energy Institute, que dibuja un panorama preocupante: pese a las inversiones récord en energías renovables, la economía mundial profundiza su dependencia de los combustibles fósiles.
Los principales responsables siguen siendo los mismos: China, India y Estados Unidos. China, por sí sola, representa el 31% de las emisiones mundiales de CO₂, con 12,5 mil millones de toneladas anuales. Aunque el país sigue desarrollando instalaciones solares y eólicas, también inaugura nuevas centrales de carbón en nombre de la "seguridad energética". El resultado es una suerte de lavado verde a la inversa: se suman renovables, pero no sustituyen a los combustibles fósiles.
Las emisiones de India crecen con rapidez, reflejo tanto de su desarrollo acelerado como de la reducción de la pobreza. Con 3,3 mil millones de toneladas al año, su huella es un 24% mayor que hace una década, impulsada por la persistente dependencia del carbón y el petróleo.
Estados Unidos, en cambio, destaca como una rara excepción positiva. Sus emisiones han caído por debajo de los niveles de 1990, a pesar del crecimiento demográfico. La disminución se debe en gran parte al reemplazo del carbón por gas natural y energías renovables.
Europa ha logrado reducir sus emisiones un 15% en los últimos diez años, liderada por Alemania y Reino Unido. Sin embargo, Europa del Este y el Sur se quedan atrás, frenadas por presiones económicas o falta de impulso político.
En el resto del mundo, la tendencia es claramente al alza. En África, las emisiones han crecido un 25% en la última década; en Latinoamérica y Asia, casi un 10%. Las energías renovables aún no logran responder al aumento de la demanda, mucho menos desplazar a los combustibles fósiles existentes.
La conclusión del informe es rotunda: los esfuerzos actuales resultan insuficientes. Las emisiones siguen en aumento, los objetivos climáticos se alejan y mantener el calentamiento global por debajo de 1,5°C parece ya una quimera. El planeta avanza rápido, pero en una dirección que traiciona las promesas.