
Cuando el cerebro se queda en casa pero el acelerador sale de fiesta
El caos comenzó cuando un vecino alertó sobre un hombre que “parecía humano pero conducía como un problema”. Los agentes localizaron pronto el Jeep del sospechoso, pero al indicarle que se detuviera, el extranjero de 27 años decidió que era el momento perfecto para iniciar su carrera de rally. Siguió una persecución salvaje desde Sázava hasta Praga, alcanzando los 190 kilómetros por hora y sin la menor intención de parar.
La policía intentó varias maniobras PIT —la forma educada de decir “le exigimos que se detenga”—, pero el conductor del Jeep tenía otros planes. Cuando por fin lograron acorralarlo y se acercaron con las armas desenfundadas, el hombre intentó retroceder contra los coches patrulla, como si quisiera desafiar la gravedad.
Finalmente, los agentes lograron reducirlo y lo detuvieron. Alegó haber tomado “solo unas cervezas” y se negó a todas las pruebas de alcoholemia, razonando quizá que, tras tantas decisiones cuestionables, al menos podía ser coherente.
El caso ha pasado a manos de la policía de Praga, que investiga ahora si el peculiar estilo de conducción “borracho y a fondo” puede considerarse violencia contra la autoridad.
Moraleja: si alguna vez quieres llamar la atención en una autopista checa de noche, solo mezcla alcohol, un todoterreno y una absoluta falta de lógica: los focos te encontrarán enseguida.