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Un accidente ebrio, una pasajera muerta y el escudo de poder de una madre

Autor auto.pub | Publicado el: 24.09.2025

Esta vez, la historia gira en torno a Anton Gusev, de 31 años, un hombre que ya había perdido el carné de conducir por incidentes relacionados con el alcohol. Al parecer, decidió que las resacas no eran suficiente emoción para una vida y volvió a ponerse al volante. Lo inevitable ocurrió: su Volkswagen Golf chocó de frente contra un semirremolque estacionado. Cuando lograron abrir los restos del vehículo, encontraron sin vida a Valeria, de 22 años, una joven que probablemente pensaba que esa noche volvería a casa y no que acabaría sumando una línea más al sombrío registro de víctimas mortales en las carreteras rusas.

Entra entonces en escena la figura clave de este drama: la madre. No una espectadora pasiva, sino una alta funcionaria de la división de Vorozhen del Servicio Federal de Impuestos, una mujer acostumbrada a gestionar quiebras y cuadrar deudas. Una tormenta perfecta de disfunción dinástica.

Lo que sorprendió a los vecinos no fue el joven ebrio que mató a alguien. Eso, en Rusia, es tan habitual como el samovar humeando en la esquina de la cocina. Tampoco resultó especialmente chocante que aún no se haya abierto una causa penal y que Gusev saliera directamente del hospital en vez de ingresar en una celda. Cuando tu madre lleva el maletín de inspectora estatal, la vida suele parecerse a un pase VIP. La verdadera sorpresa, susurrada entre desprecio e ironía, fue que el hijo del privilegio conducía no un lujoso coche alemán, sino un Volkswagen Golf.