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Volkswagen Multivan

Volkswagen Transporter: de icono a caos y descuentos

Autor auto.pub | Publicado el: 03.12.2025

El que fuera rey de las furgonetas, el Volkswagen Transporter, ha perdido tanto su identidad como su ventaja competitiva. Años de retrasos, plataformas improvisadas y parálisis estratégica han arrinconado a la división comercial de VW, que ahora depende de descuentos y de una gama de nombres que confunden más de lo que aclaran.

Durante décadas, el Transporter fue el pilar de la cultura alemana de furgonetas: un auténtico caballo de batalla, vehículo familiar y símbolo camper. El gran punto de inflexión llegó en 1990 con la T4, que trasladó el motor al frente y adoptó suspensión trasera independiente. Las T4 y T5 cimentaron un éxito que mantuvo la plataforma vigente casi veinte años.

A mediados de la década de 2010, Volkswagen dejó pasar el tren decisivo. En vez de lanzar una nueva generación, maquilló la T5, la rebautizó como T6 y siguió vendiendo la misma base con márgenes generosos. El desarrollo de versiones eléctricas e híbridas se pospuso, justo cuando el mercado y los reguladores exigían lo contrario. El Transporter eléctrico improvisado junto a ABT, con batería de 32,5 kWh, aceleración de 0 a 100 km/h en más de 17 segundos y un precio más de 20.000 euros superior al modelo estándar, fue una broma cara que pocos se tomaron en serio.

El golpe más duro llegó cuando Volkswagen ignoró la petición histórica de Deutsche Post para una furgoneta eléctrica. El servicio postal se fabricó la suya. VW perdió un socio clave y la reputación del Transporter quedó tocada.

Cuando por fin tocaba diseñar un sucesor real para las T5 y T6, llegó la confusión. La T7 basada en la plataforma MQB desplazó al conductor 20 centímetros hacia atrás, restó practicidad a las versiones de carga y convirtió el modelo en un nuevo Sharan más que en el heredero del Transporter. Los precios subieron, el espacio se redujo y la decepción fue inevitable. VW mantuvo la T6 en producción hasta 2024, estirando la misma base durante veintiún años.

El ID Buzz eléctrico pretendía ser un nuevo comienzo. Pero su posición de conducción elevada, menor volumen de carga y precio de entrada prohibitivo lo relegaron a producto de nicho. La posterior versión más barata, con batería pequeña, olía más a solución de emergencia que a éxito estratégico.

La crisis de identidad se agudizó con la alianza con Ford. Ahora la furgoneta mediana de Volkswagen es, en esencia, una Ford Transit vendida como T7. Al mismo tiempo existe una T7 Multivan y la anterior T7 sobre MQB, todas con el mismo nombre pero diferentes por dentro. La producción se trasladó a Turquía, el diseño tiene un claro aire Ford y el precio no es ninguna ventaja. El cliente puede llevarse la misma furgoneta por menos dinero si elige la Ford.

El resultado es un trío de modelos que no convence ni a los fieles del Transporter ni a los clientes profesionales. VW depende de los volúmenes de Ford, las ventas flojean y el stock se acumula. La solución: una campaña de descuentos desesperada, con rebajas de hasta el cuarenta por ciento tanto para empresas como para particulares, solo para sacar unidades del almacén.

La división comercial de Volkswagen, antes ejemplar, es ahora un manual de cómo perder la identidad de marca a base de decisiones cortoplacistas. La competencia no descansa y los fabricantes chinos llegan con furgonetas más baratas y espaciosas. Si VW no reacciona pronto, el nombre Transporter podría quedar solo como un recuerdo nostálgico y no como una familia de productos viva.